Viernes, 12
ago (RV).- Hoy hablaremos de las familias monoparentales, es decir la crianza a solas
de un hijo, que es realmente una situación que puede ocurrir por distintas causas:
separación o divorcio, viudez, maternidad solitaria o extraconyugal, emigración, etc.
Lo cierto es que cualquiera de estas situaciones lleva a un adulto –que en la mayoría
de los casos son las mujeres- a ser responsable de un hogar monoparental.
Los
hogares o familias monoparentales se definen como aquellos hogares técnicamente conformados
por uno solo de los padres, quien convive con uno o más hijos que dependen económicamente
de ese progenitor. Este es sin duda un fenómeno que se ha acrecentado en los últimos
años, especialmente como consecuencia de separaciones y divorcios, y como suele suceder,
la que está cargo de todo es la mujer, ella pasa a ser la jefa de ese hogar. En casos
de separación, aunque el ex marido y padre cubra con los gastos materiales y no se
aleje afectivamente de sus hijos, la realidad es que la mujer es quien enfrenta el
desafío de llevar todo adelante.
Pero qué significa estar a cargo de un hogar
monoparental? Realmente se podría decir que una de las principales dificultades que
enfrentan las familias monoparentales es la mirada de los otros, que responde a la
cultura y cómo sean juzgadas las circunstancias particulares de esta familia. Hoy
por hoy se considera normal que las mujeres se ocupen de la casa y los niños, y no
tanto así que lo hagan los hombres solos. En estos casos, se podría señalar que la
sociedad no es muy benévola o solidaria.
Otro de los problemas que suelen arrastrar
estos hogares es el prejuicio hacia sus integrantes menores en la escuela, juzgados
como chicos problema. Entonces, si aparece alguna dificultad en las aulas, se instala
al chico allí, a manera de profecía que se cumple. Ante esta situación, los psicólogos
y profesionales que trabajan con las familias señalan de manera persistente que una
familia monoparental y todos sus miembros, no son sinónimo de disfuncionalidad, como
tampoco el hecho de que haya papá y mamá sea garantía de que todo funcione bien.
Es
claro que cuando una familia se vuelve monoparental siempre genera una crisis y la
forma en que este cambio se resuelva condicionará en gran parte la dinámica de la
nueva estructura. Algunas investigaciones indican que las familias monoparentales
con ausencia del padre, a excepción de cuando éste ha muerto, incrementan el riesgo
de hijos con problemas escolares y de conducta.
Sin embargo, no hay consecuencias
iguales para todos. Un alto grado de tensión en familias biparentales, es decir, que
cuentan con la presencia de papá y mamá, es más perjudicial que una familia monoparental
organizada, con un bajo grado de tensión. En suma, los padres a cargo de una familia
monoparental no están destinados a tener hijos con problemas.
Encabezar un
hogar monoparental ofrece también oportunidades de cambio. Es importante que el adulto
a cargo aprenda a pedir, a delegar y a compartir. Que estos padres y estas madres
recurran a la colaboración de su entorno familiar, escolar, laboral, de amigos, de
compañeros, de vecinos. Por lo menos, estas otras presencias de personas amigas y
familiares los harán sentirse menos solos. Disponerse a participar de situaciones
nuevas y abrir las puertas de la casa permitirá reorientar la propia vida y transitar
este reacomodo desde una perspectiva más esperanzadora y sociable también para los
hijos.