Audiencia General: Reflexión sobre “la infancia espiritual” que lleva a “encontrar
en Dios la dulzura de su misericordia, fuente de vida serena y de convivencia en la
paz”
Miércoles, 10 ago (RV).- Como cada miércoles Benedicto XVI se ha trasladado desde
su residencia estiva de Castelgandolfo al Vaticano para el encuentro semanal con lo
fieles procedentes de distintas partes del mundo. El Papa antes de comenzar la Audiencia
General ha recorrido el pasillo central del Aula Pablo VI, donde miles de peregrinos
han aclamado y han saludo con gran cordialidad al sucesor de Pedro.
El
Santo Padre en su catequesis ha reflexionado sobre el Salmo 130 “Con espíritu de infancia”
(Confiar en Dios como el niño en su madre), Salmo que se reza en las Vísperas de los
martes de la tercera semana. De este Salmo el Papa ha dicho que contiene palabras
intensas y que desarrolla un tema muy querido en toda la literatura religiosa: la
infancia espiritual. El pensamiento se dirige espontáneamente a Santa Teresa de Lisieux,
a su “pequeño camino”, a su “permanecer pequeña” para “estar entre los brazos de Jesús”.
Benedicto XVI ha recordado que en el centro del Salmo está la imagen de una madre
con el niño, signo del amor tierno y materno de Dios, como ya lo había manifestado
el profeta Óseas.
El Salmo empieza con la descripción del planteamiento
antitético respecto al de la infancia, que es consciente de su propia fragilidad pero
confía en la ayuda de los demás. Asimismo se alude en el Salmo al orgullo del corazón,
a la soberbia de la mirada, a las “cosas grande y superiores”, es la representación
de la persona soberbia que viene presentada mediante vocablos que indican “arrogancia”
y “prepotencia”, y que mira a los demás con sentido de superioridad, considerándoles
inferiores.
“La gran tentación del soberbio que quiere ser como Dios, árbitro
del bien y del mal, es rechazada decididamente por el orante que opta por la confianza
humilde y espontánea del único Señor. De esta manera - ha proseguido Benedicto XVI
- se pasa a la imagen inolvidable del niño y de la madre”. De hecho, el texto original
hebreo no habla de un recién nacido, más bien de un niño pequeño sobre los tres años.
El niño al que alude el salmista está unido a la madre por una relación
más personal e íntima, no por el contacto físico y la necesidad de alimentarse, sino
que se trata de una unión más consciente, aunque siempre inmediata y espontánea. De
ahí que sea la parábola ideal de la verdadera “infancia” del espíritu que se abandona
a Dios, no de manera ciega y automática, sino serena y responsable. Llegados a este
punto la profesión de confianza del orante se extiende a toda la comunidad. “Es fácil
continuar la oración haciendo resonar otras voces del salterio inspiradas en la misma
confianza en Dios – ha exhortado el Papa - A la humilde confianza, como se ha visto,
se opone la soberbia”.
Benedicto XVI ha finalizado su catequesis aludiendo
al escritor cristino Giovanni Casiano, quien amonesta a los fieles sobre la gravedad
de este vicio que “destruye todas las virtudes en su conjunto y que no toma solamente
en consideración a los mediocres y débiles, sino principalmente a los que se han encumbrado
usando sus fuerzas. Análogamente un anciano anónimo de los Padres del desierto escribe:
“Nunca superé mi rango para caminar más alto, ni me he turbado en caso de humillación,
porque todo mi pensamiento estaba centrado en orar al Señor”.
Este es
el resumen que de su catequesis ha hecho Benedicto XVI en español para los fieles
de nuestra lengua que han participado en la audiencia. "Queridos hermanos
y hermanas: El Salmo que hoy meditamos describe en pocas palabras lo que se ha
llamado “la infancia espiritual”, una actitud religiosa fundamental que impregna toda
oración. Rechazando la altivez, la arrogancia o la pretensión de superioridad, el
creyente reconoce la supremacía absoluta de Dios y, como destacaba santa Teresa de
Lisieux, prefiere confiar humildemente en él, como un niño se refugia en los brazos
su madre. Con esta confianza, como concluye el salmista, se puede proclamar una
firme esperanza para toda la comunidad, que ahora y siempre encontrará en Dios la
dulzura de su misericordia, fuente de vida serena y de convivencia en la paz.
Saludo
a los peregrinos de lengua española, en particular a los seminaristas de Guadalajara
y al grupo del Movimiento de Vida Cristiana, así como a los grupos de las parroquias
de España y a los venidos de México, Chile, Argentina y otros Países de Latinoamérica.
Invito a todos a ser, a ejemplo de Jesús, mansos y humildes de corazón. Muchas
gracias por vuestra atención".
Benedicto XVI después de haber saludado
en varias lenguas se ha dirigido como siempre a los jóvenes, a los enfermos y a los
recién casados. “Celebramos hoy la memoria de San Lorenzo, mártir modelo luminoso
de cristiano que supo vivir con valentía y heroísmo evangélico su total adhesión al
divino Maestro. “Imitad su ejemplo -les ha pedido el Santo Padre-, y como él estad
siempre preparados a responder fielmente a la llamada del Señor”.