Miércoles, 3 ago (RV).- A las 10.30 de esta mañana, ante varios miles de fieles y
peregrinos de todo el mundo que se hicieron presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano,
el Santo Padre Benedicto XVI reanudó las Audiencias Generales, que se habían suspendido
durante el período de descanso que transcurrió el Pontífice en la región italiana
del Valle de Aosta, del 11 al 28 de julio pasados.
En su discurso en lengua
italiana, retomando el ciclo de catequesis sobre los Salmos y los Cánticos, Benedicto
XVI comentó el Salmo 124 “El Señor protege a su pueblo”, que se reza en las Vísperas
del martes de la tercera semana.
Este fue el resumen de la catequesis que el
Santo Padre leyó en español:
“Queridos Hermanos
y Hermanas:
Comentamos hoy un Salmo de peregrinación que suscita
la radical confianza en el Señor, comparándola con la estabilidad del monte Sión.
La presencia de Dios que es ‘roca, fortaleza, escudo, baluarte’, conforta a los justos
y los exhorta a afrontar las situaciones difíciles, cuando a la prepotencia de los
impíos, a los riesgos y hostilidades, al aislamiento, la ironía y el desprecio, se
asocia la mediocridad, el desánimo y el cansancio.
El salmista
ruega al Señor que se manifieste como un padre amoroso para con los ‘rectos de corazón’
y los proteja de la opresión, revelándose como juez justo ante aquellos que caminan
por las sendas tortuosas del mal. El tradicional saludo de shalom con que concluye,
es un deseo de esperanza.
Saludo cordialmente a los peregrinos
de España y Latinoamérica, especialmente a las Hijas de la Pasión, a los miembros
de Schönsatt y Regnum Christi, así como a los fieles de Chile, México y Perú. Confiados
en el Señor, desead la paz, anunciad la paz, construid la paz. Sois el pueblo del
Señor y vuestra paz es Cristo”.
Después de haber resumido la catequesis
y haber saludado en diferentes idiomas, Benedicto XVI se dirigió a los jóvenes, a
los enfermos y a los recién casados con las siguientes palabras:
“La liturgia
recuerda mañana a un sacerdote muy amado por sus contemporáneos: San Juan María Vianney,
el santo Cura de Ars. Queridos hermanos, que su ejemplo os sirva a todos de estímulo
y aliento para corresponder generosamente a la gracia divina”.
La Audiencia
General concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica impartida
junto a los Obispos presentes.