2005-07-14 13:10:48

En Solidaridad con el Mundo. Temas en torno a la Doctrina Social de la Iglesia


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Jueves, 14 jul (RV).- Que tal amigos de Radio Vaticana. En este capítulo nos ocuparemos de los aspectos bíblicos de la vida económica según la Doctrina social de la Iglesia. Tres argumentos importantes: el hombre, la pobreza y la riqueza. La actividad económica y el progreso material deben ponerse al servicio del hombre y de la sociedad, dedicándose a ellos con la fe, la esperanza y la caridad de los discípulos de Cristo. La economía y el progreso pueden transformarse en lugares de salvación y de santificación. Los bienes, aun cuando son poseídos legítimamente, conservan siempre un destino universal. Toda forma de acumulación indebida es inmoral, porque se halla en abierta contradicción con el destino universal que Dios Creador asignó a todos los bienes.

Moral y Economia. La doctrina social de la Iglesia insiste en la connotación moral de la economía. La relación entre moral y economía es necesaria e intrínseca: actividad económica y comportamiento moral se compenetran íntimamente. Para asumir un perfil moral, la actividad económica debe tener como sujetos a todos los hombres y a todos los pueblos. Todos tienen el derecho de participar en la vida económica y el deber de contribuir, según sus capacidades, al progreso del propio país y de la entera familia humana.

La doctrina social de la Iglesia considera la libertad de la persona en campo económico un valor fundamental y un derecho inalienable que hay que promover y tutelar: “Cada uno tiene el derecho de iniciativa económica, y podrá usar legítimamente de sus talentos para contribuir a una abundancia provechosa para todos, y para recoger los justos frutos de sus esfuerzos”. La empresa debe caracterizarse por la capacidad de servir al bien común de la sociedad mediante la producción de bienes y servicios útiles. El objetivo de la empresa se debe llevar a cabo en términos y con criterios económicos, pero sin descuidar los valores auténticos que permiten el desarrollo concreto de la persona y de la sociedad.

El papel del empresario y del dirigente revisten una importancia central desde el punto de vista social, porque se sitúan en el corazón de la red de vínculos técnicos, comerciales, financieros y culturales, que caracterizan la moderna realidad de la empresa, haciendo en modo de favorecer la familia, ya que las personas constituyen “el patrimonio más valioso de la empresa”, el factor decisivo de la producción.

Una de las cuestiones prioritarias en economía es el empleo de los recursos, es decir, de todos aquellos bienes y servicios a los que los sujetos económicos, productores y consumidores, privados y públicos, atribuyen un valor debido a su inherente utilidad en el campo de la producción y del consumo. El libre mercado es una institución socialmente importante por su capacidad de garantizar resultados eficientes en la producción de bienes y servicios. Un mercado verdaderamente competitivo es un instrumento eficaz para conseguir importantes objetivos. La doctrina social de la Iglesia, aun reconociendo al mercado la función de instrumento insustituible de regulación dentro del sistema económico, pone en evidencia la necesidad de sujetarlo a finalidades morales que aseguren y, al mismo tiempo, circunscriban adecuadamente el espacio de su autonomía.

La acción del Estado y de los demás poderes públicos debe conformarse al servicio de subsidiaridad y crear situaciones favorables al libre ejercicio de la actividad económica. La tarea fundamental del Estado en ámbito económico es definir un marco jurídico apto para regular las relaciones económicas, con el fin de salvaguardar las condiciones fundamentales de una economía libre.

Hoy hemos tocado temas como moral, economía, libre mercado y acción del Estado en el contexto de la Doctrina Social de la Iglesia. Gracias por su atención.

Textos y locución: Augusto Garay







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