Ángelus: firme llamamiento del Papa al G-8 para acabar con la pobreza en el mundo
e impulsar el desarrollo en África
Domingo, 3 jul (RV).- «Anunciar a Cristo y su evangelio de salvación para toda la
humanidad». El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica y la lucha contra la
pobreza centran las palabras de Benedicto XVI, antes y después del rezo mariano del
Ángelus.
Reducción de la deuda y medidas concretas para acabar definitivamente con la pobreza,
promoviendo un desarrollo auténtico en África. Por segundo día consecutivo, el Papa
dirige un apremiante llamamiento a los líderes del G8 y exhorta a los cristianos a
proclamar, enseñar y testimoniar «integralmente las verdades de la fe, de la doctrina
y de la moral católica, de forma unánime y concorde».
Reiterando su firme llamamiento para que los países ricos actúen concretamente para
acabar con la pobreza en el mundo e impulsen el desarrollo en África, Benedicto XVI
ha destacado la importancia del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, que,
gracias a la «Providencia divina», presentó el mismo día de la apertura de la causa
de beatificación del amado Juan Pablo II.
Tras introducir el rezo del Ángelus, insistiendo en «cuán necesario es» que, al comenzar
el tercer milenio, todos los cristianos proclamen, enseñen y testimonien «integralmente
las verdades de la fe, de la doctrina y de la moral católica, de forma unánime y concorde»
- también este domingo, el Papa ha dirigido una exhortación especial ante la próxima
cumbre de los líderes del G8 - los siete países más industrializados del mundo y
Rusia - que se reunirán a partir del próximo miércoles en Escocia y una de cuyas prioridades
será África, continente a menudo olvidado:
«Deseo de corazón pleno éxito a esta importante reunión, anhelando que lleve a compartir
en la solidaridad los costes de la reducción de la deuda y a poner en acto medidas
concretas para acabar definitivamente con la pobreza, promoviendo un desarrollo auténtico
en África».
Evocando la alegría que tuvo, el pasado jueves, al presentar el Compendio del Catecismo
de la Iglesia Católica, Benedicto XVI ha querido poner de relieve, una vez más, la
«importancia de este útil y práctico instrumento para anunciar a Cristo y su evangelio
de salvación».
En un «diálogo ideal entre maestro y discípulo», se sintetiza la exposición más amplia
de la fe de la Iglesia y de la doctrina católica, que contiene el Catecismo publicado
por el Siervo de Dios Juan Pablo II en 1992, ha recordado el Papa, explicando luego,
nuevamente que el Compendio se compone de cuatro partes entrelazadas, abarcando la
extraordinaria unidad del misterio de Dios; de su diseño salvífico para toda la humanidad;
de la centralidad de Jesús, el Unigénito Hijo de Dios hecho hombre en el seno de la
Virgen María, muerto y resucitado por nosotros. Benedicto XVI ha expresado su profundo
anhelo de que los cristianos en todo ambiente ayuden a todos a encontrar a Cristo:
«Que también el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, pueda contribuir a
la anhelada renovación de la catequesis y de la evangelización, para que todos los
cristianos – niños, jóvenes y adultos, familias y comunidades – dóciles a la acción
del Espíritu Santo, sean en todo ambiente catequistas y evangelizadores, ayudando
a los demás a encontrar a Cristo. Lo pedimos con confianza a la Virgen Madre de Dios,
Estrella de la evangelización».
El Santo Padre ha dirigido unos saludos a los numerosos peregrinos presentes en la
Plaza de San Pedro. Así ha saludado a los de habla hispana:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que han participado en
la oración mariana del Ángelus. Llevad a vuestros hogares y comunidades el afecto
del Papa, que os bendice de todo corazón.
Benedicto XVI ha saludado también cordialmente a los jóvenes de las diócesis italianas
que han escalado el monte Adamello para venerar la cruz colocada en la cima dedicada
a Juan Pablo II. «Con la mirada dirigida a la ya cercana Jornada Mundial de la Juventud
de Colonia», el Santo Padre se ha unido idealmente a «los queridos amigos» reunidos
en la región italiana de Trento, para la Santa Misa celebrada por su Vicario General
para la Ciudad del Vaticano, Mons. Angelo Comastri. Y ha exhortado a los jóvenes a
ser «fieles testigos, ante los demás jóvenes, del amor misericordioso de Cristo, que
con su sacrificio en la cruz redimió al mundo».