«En la verdad la paz», lema del mensaje de Benedicto XVI para la XXXIX Jornada Mundial
de la Paz del 1 de enero de 2006
Sábado, 25 jun (RV).- En la verdad la paz». Es el lema, que ha sido publicado hoy,
que centrará el Mensaje de Benedicto XVI para la 39 Jornada Mundial de la Paz, que
se celebrará el próximo 1 de enero de 2006. Con este tema, el Papa reitera la afirmación
de la Constitución conciliar Gaudium et Spes, señalando que «la humanidad no logrará
construir un mundo más humano para todos los hombres en toda la extensión de la tierra,
sin que todos se conviertan con espíritu renovado a la verdad de la paz» (n.77)
Pues, en efecto - recuerda la nota que presenta este Mensaje pontificio - «la paz
posee una intrínseca e invencible verdad, que corresponde, como todos experimentamos,
a un anhelo y a una esperanza indestructibles, que viven en el corazón de los hombres.
Verdad, que, a su vez, es «el fruto del orden plantado en la sociedad humana por su
divino Fundador, y que los hombres, sedientos siempre de una más perfecta justicia,
han de llevar a cabo». (n. 78)
Una vez más, el magisterio pontificio - afianzándose en el Concilio Vaticano II -
recuerda, precisamente, que «la paz es verdadera porque responde al anhelo inscrito
por el Creador en el corazón de todo ser humano». En este contexto, haciendo hincapié
en que «la naturaleza humana tiene exigencias profundas», Benedicto XVI advierte que
«los derechos humanos claman su actuación». Y que «el derecho natural de gentes y
sus principios universales» (cfr N.79) exigen ser respetados. Así como también se
debe actuar «la justicia, entendida como dar a cada uno lo que justamente le corresponde».
Citando las palabras de su Predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II, ante la Asamblea
de las Naciones Unidas, el 5 de octubre de 1995, sobre «la ‘gramática natural’ que
sirve al mundo para afrontar su mismo futuro», Benedicto XVI recuerda que «cuando
la acción humana no respeta el orden de las cosas, cuando coarta la vida humana impidiendo
su desarrollo, cuando impone sacrificios intolerables a los pueblos, no puede haber
paz, porque no se respeta de ninguna manera la verdad de las cosas».
El Papa destaca que la paz es el orden que pacifica, permitiendo el desarrollo pleno
de la verdad del hombre. Puesto que la verdadera paz reconcilia, ayuda a salir del
ensimismamiento. Y la verdad ilumina, dejando entrever la senda que conduce hacia
las relaciones humanas auténticas. Permite corregir los errores, reconciliarse consigo
mismo y con los demás, ser trasparentes en las contrataciones y fieles a la palabra
dada.