El Papa anima a los prelados de Papúa Nueva Guinea a velar por la formación del clero
y de los religiosos y expresa su satisfacción por el crecimiento del número de laicos
comprometidos
Sábado, 25 jun (RV).- Una Iglesia en crecimiento, que necesita de unidad plena entre
obispos y sacerdotes y de una adecuada formación de los fieles laicos, para que pueda
enraizar el Evangelio. Así lo ha manifestado el Papa esta mañana a los prelados de
Papúa Nueva Guinea y de las Islas Salomón en Visita “ad Limina Apostolorum”.
“Jesucristo continúa atrayendo a las personas de vuestras dos naciones hacia una vida
de fe más profunda y de vida en Él”, ha recordado Benedicto XVI, que esta mañana ha
delineado la actualidad de la Iglesia en toda el área del Pacífico. Un primer dato,
ha constatado el Pontífice, concierne a los jóvenes que, según consta en la reciente
Asamblea general desarrollada en Papúa Nueva Guinea, muestran una “participación entusiasmada
en la vida de la Iglesia”. Así como “la generosidad excepcional de los misioneros”
y el “florecimiento de las vocaciones”, que son, para Benedicto XVI, otros “signos
de esperanza” para la Iglesia local.
Junto a esto, existen también dificultades y prioridades pastorales – entre ellas
el matrimonio y la estabilidad de la vida familiar – que interpela la acción pastoral
del episcopado de las dos islas. Para afrontar con eficacia estos desafíos, el Papa
ha invitado ante todo a los Obispos a ser “valientes testimonios de Cristo”. Por lo
tanto, Benedicto XVI ha insistido en la importancia de la atención sacerdotal.
“El significado particular de la Comunión entre un obispo y sus presbíteros – ha dicho
el Pontífice a los prelados – precisa que vuestro interés por su bienestar sea de
extrema importancia para vosotros”. En juego está, sobre todo, la identidad sacerdotal:
la misma, ha afirmado Benedicto XVI, “jamás debe ser paragonada a cualquier título
secular o confundida con un encargo civil o político”. Al contrario, el sacerdote
está llamado a una vida de “sencillez, caridad y humilde servicio que inspire a los
demás a través del ejemplo”.
El año de la Eucaristía, ha proseguido el Papa, pone de relieve el “corazón” de la
vida sacerdotal cotidiana: la celebración de la Santa Misa. “Hago un llamamiento a
vuestros sacerdotes -ha añadido Benedicto XVI- para que sean fieles a su responsabilidad
que constituye el centro y la misión de la vida de cada uno de vosotros”. Y pasando
al elemento de la formación del clero y de los religiosos – definida por el Pontífice
“absolutamente fundamental para el éxito de la evangelización – el Papa ha dirigido
también unas palabras para el cuidado de los seminaristas, en su aspectos espirituales,
intelectuales y pastorales.
Benedicto XVI ha animado a los prelados de Papúa Nueva Guinea a asegurar, “una atenta
selección de candidatos” y a supervisar “personalmente” los seminarios así como a
que tengan muy en el corazón la formación de los laicos que en “número creciente”
están demostrando cada vez más “una profunda” disponibilidad “participando en la misión
evangelizadora de la Iglesia”.