Ángelus: El Papa recuerda la beatificación de tres padres polacos y el Día del Refugiado,
pidiendo que se refuerce el espíritu de reconciliación fraterna
Domingo, 19 de jun (RV).- En una calurosa mañana de junio el Papa Benedicto XVI ha
presidido el rezo mariano del Ángelus en la plaza de san Pedro, desde la ventana de
su despacho privado del Palacio Apostólico. En sus palabras el Santo Padre ha recordado
que hoy se concluye en Varsovia el III Congreso Eucarístico de Polonia. “Durante esta
solemne concelebración – ha señalado el Papa - han sido inscritos en el elenco de
los beatos tres hijos de esa noble nación, los padres Ladislao Findysz, Bronislao
Markiewicz e Ignazio Klopotowski. Deseo que este significativo acontecimiento eclesial
contribuya a reforzar el espíritu de reconciliación fraterna, fundamento necesario
para la edificación de la comunión de los que participan en la única Mesa de Cristo”.
Dirigiéndose a los fieles que abarrotaban la plaza vaticana, el Santo Padre les ha
dirigido unas palabras, previas a la oración mariana, en las que ha comenzado recordando,
que mañana, lunes 20 de junio, se celebra la Jornada Mundial del Refugiado, cuya finalidad
es atraer la atención “sobre los problemas de los que deben abandonar forzadamente
su patria”. En este sentido el Santo Padre ha señalado que “el tema de este año, ‘El
valor de ser refugiado’, pone de hincapié la fuerza de ánimo exigida a quién debe
dejarlo todo – algunas veces incluso la familia – para sobrevivir a graves dificultades
y peligros”.
La Iglesia, ha continuado el Papa, se siente cercana a los que viven en estas dolorosas
condiciones; se esfuerza en sostenerlos, y de diversas maneras, les manifiesta su
interés y su amor que se traduce en gestos concretos de solidaridad, para que todos
los que se encuentren lejos de su propio país sientan a la Iglesia como una patria
donde nadie sea extranjero.
Benedicto XVI ha insistido en la necesidad de participar, activa y conscientemente,
en la Eucaristía para poder llevar a cabo una gran atención hacia los refugiados.
“La caridad operosa, es un criterio que comprueba la autenticidad de nuestras celebraciones
litúrgicas”, ha exhortado el Papa, deseando que “en las comunidades diocesanas y
parroquiales se reavive esta capacidad de salir al encuentro de tanta pobreza en nuestro
mundo”.
Por último el Pontífice ha encomendado a la protección maternal de la Virgen María
a todos los que viven la condición de refugiados, para que encuentren en su camino
acogida y comprensión.