En Solidaridad con el Mundo. Temas en torno a la Doctrina Social de la Iglesia
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Miércoles, 15 jun
(RV).- Estamos de nuevo juntos a través de Radio Vaticano para seguir hablando del
libro: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, una publicación del Pontificio
Consejo “Justicia y Paz”.
Decíamos en la edición anterior, a propósito del
contenido de la Encíclica Rerum Novarum, que el tema central de este documento es
la instauración de un orden social justo en vista del cual se deben identificar los
criterios de juicio que ayuden a valorar los ordenamientos socio-políticos existentes
y a proyectar líneas de acción para su oportuna trasformación. Esta Encíclica afronta
la cuestión obrera con un método que se convertirá en un “paradigma permanente” para
el desarrollo sucesivo de la Doctrina social. Con este texto, valiente y clarividente,
el Papa León XIII afirma que los graves problemas de la Iglesia podían ser resueltos
solamente mediante la colaboración entre todas las fuerzas. Se delinea la contribución
del Estado en la previsión del bien común, además como garante de la dignidad del
hombre a través de la legislación que custodie el derecho de las partes empleador-trabajador,
regulando sus deberes y derechos. Concluye la Encíclica afirmando que sólo de la religión
puede venir la solución verdadera al problema operario, que es el fruto de la caridad
cristiana, pronta a sacrificarse por el prójimo.
A comienzos de los años 30,
a breve distancia de la grave crisis económica de 1929, el Papa Pío XI publica la
Encíclica “Quadragesimo anno”, para conmemorar los cuarenta años de la “Rerum Novarum”,
así como todos sus frutos, que son: a) iluminar las mentes con sus enseñanzas tomadas
del Evangelio; b) regular la vida social; c) crear al mismo tiempo obras útiles con
este objetivo. El Papa relee el pasado a la luz de una situación económico-social
en la que a la industrialización se había unido la expansión del poder de los grupos
financieros en ámbito nacional e internacional. Era el período post-bélico, en el
que estaban afirmándose en Europa los regímenes totalitarios, mientras se exasperaba
la lucha de clases.
Pío XI no dejó de hacer oir su voz contra los regímenes
totalitarios que se afianzaron en Europa durante su Pontificado. El 29 de junio de
1931 había protestado contra los atropellos del régimen fascista en Italia, con la
Encíclica “Non abbiamo bisogno”, y en 1937 publicó la Encíclica “Mit brennender Sorge”,
sobre la situación de la Iglesia católica en Alemania. En 1938, ante la difusión
del antisemitismo, Pío XI afirmó: “Somos espiritualmente semitas”.
Con la Encíclica
“Divini redemptoris”, sobre el comunismo ateo y sobre la Doctrina social cristiana,
Pío XI criticó de modo sistemático el comunismo, definido “intrínsecamente malo”,
y propuso como remedio para contrastarlo la renovación de la vida cristiana, así como
el ejercicio de la caridad evangélica.
Pasa el tiempo y llegamos así al Pontificado
de Pío XII, el cual en su radiomensaje navideño de 1939, junto a otra de sus importantes
intervenciones en materia social, profundiza la reflexión magisterial sobre un nuevo
orden social.
Durante su Pontificado, Pío XII atravesó los años terribles de
la Segunda guerra mundial y los años no menos difíciles de la reconstrucción; una
de las características de sus intervenciones es el relieve dado a la relación entre
moral y derecho. Pío XII puede ser considerado como el precursor del Concilio Vaticano
II y de la enseñanza social de los Papas que le han sucedido. Los años 60 abren horizontes
prometedores: la recuperación después de las devastaciones de la guerra, el inicio
de la descolonización, y las primeras tímidas señales de deshielo en las relaciones
entre los dos bloques americano y soviético.
Además de las señales antes citadas,
hay que destacar que la cuestión social se está universalizando y afecta a todos los
países. Junto a la cuestión obrera y la revolución industrial, se delinean los problemas
de la agricultura, de las áreas en vías de desarrollo, del incremento demográfico
y los relacionados con la necesidad de una cooperación económica mundial.
El
15 de mayo de 1961, Juan XXIII, en la Encíclica “Mater et magistra”, trata de actualizar
los documentos ya conocidos y dar un nuevo paso adelante en el proceso de compromiso
de toda la comunidad cristiana. Las palabras claves de la Encíclica son comunidad
y socialización. El trabajo de todos debe ser dirigido hacia la realización del Reino
de Cristo en la tierra, a la luz de la doctrina de la Iglesia, madre y maestra.
Con
la Encíclica “Pacem in terris”(11 de abril de 1963), Juan XXIII pone de relieve el
tema de la paz, en una época marcada por la proliferación nuclear. Esta Encíclica
contiene, además, la primera reflexión a fondo de la Iglesia sobre los derechos humanos;
es la Encíclica de la paz y de la dignidad de las personas; subraya la importancia
de la colaboración entre todos, dirigiéndose a todos los hombres de buena voluntad.
La
Constitución Pastoral “Gaudium et spes” (7 de diciembre de 1965), del Concilio Vaticano
II, refleja una nueva concepción de ser comunidad de creyentes y pueblo de Dios, y
constituye una significativa respuesta de la Iglesia a las expectativas del mundo
contemporáneo. Estudia orgánicamente los temas de la cultura, de la vida económico-social,
del matrimonio y de la familia, de la comunidad política, de la paz y de la comunidad
de los pueblos, a la luz de la visión antropológica cristiana y de la misión de la
Iglesia.
El Concilio Vaticano II, a través de la “Gaudium et Spes”, propone
para toda persona la adquisición de la cultura, el respeto de la dignidad de los demás
, el reconocimiento “de los valores supremos y de Dios, que de ellos es la fuente
y el fin”, que hagan posible un humanismo pleno, gobernado por los valores espirituales.
Llegamos
así al final de nuestro segundo encuentro en el que tratamos de resumir el libro Compendio
de la Doctrina social de la Iglesia. Muchas gracias por su atención.