Audiencia al embajador de Macedonia: la trágica historia de los Balcanes demuestra
la necesidad del diálogo intercultural para alcanzar la paz
Jueves, 19 may (RV).- En su audiencia al nuevo embajador de Macedonia ante la Santa
Sede, el Papa ha retomado la trágica historia de los Balcanes para subrayar cuán necesario
es el diálogo intercultural para trazar un camino de paz y reconciliación. Esta mañana
el Papa ha recibido las cartas credenciales del embajador macedonio ante quien ha
subrayado que “trágicamente, demasiado a menudo las diferencias culturales han sido
fuente de malentendidos entre los pueblos e incluso causa de conflictos y guerras
sin sentido.
En este sentido, Benedicto XVI ha señalado el diálogo entre las culturas como la piedra
angular en la universal civilización del amor que anhelan todos los seres humanos.
Y por esta razón el compromiso de Macedonia por la paz y la reconciliación puede ser
un ejemplo para los demás pueblos balcánicos. El Santo Padre ha animado al embajador
macedonio y por extensión a todos los ciudadanos de este país a reafirmar los valores
fundamentales comunes a todas las culturas, porque tienen su origen en la misma naturaleza
humana.
En este mismo contexto el Pontífice ha indicado que “la búsqueda de la paz se consolida
a través de la posibilidad de poder dedicar los recursos humanos y espirituales al
progreso material y moral del pueblo macedonio, con un espíritu de fructífera colaboración
con los países vecinos”.
Benedicto XVI ha abordado también el tema de la entrada en la Comunidad Europea “que
no debe ser percibida –ha advertido el Papa- como la panacea para la superación de
las adversidades económicas. En el proceso de la expansión de la Unión Europea es
de capital importancia recordar que podría carecer de sustancia si se reduce únicamente
a dimensiones geográficas y económicas”.
En este sentido el Pontífice ha reafirmado el concepto del alma de Europa, donde la
decisiva contribución del Cristianismo, afirma la dignidad trascendente del ser humano
y los valores de la razón, la libertad, la democracia y el estado constitucional.
Tras resaltar que el pueblo de Macedonia ha avanzado notablemente en la garantía de
la coherencia social y la estabilidad, el Papa ha recordado cómo en la historia de
la humanidad se constata que para que los cambios sean efectivos y duraderos deben
basarse en la protección de los derechos humanos, incluyendo los de las minorías religiosas
y étnicas, el gobierno transparente y responsable y el mantenimiento de la ley y el
orden a través de un sistema judicial imparcial y una fuerza policial acorde.
Por último Benedicto XVI se ha referido a la Iglesia católica en Macedonia, que aunque
numéricamente reducida, desea extender su cooperación con las demás comunidades religiosas
de la sociedad sin distinciones. “Su labor caritativa, particularmente dirigida a
los pobres y a los que sufren forma parte de su compromiso hacia la práctica de un
amor activo y concreto con cada ser humano.