2005-05-07 15:49:09

Apremiante llamamiento de Benedicto XVI contra la trata de seres humanos, en especial de los menores tras el maremoto en el sudeste asiático


Sábado, 7 may (RV).- Recordando la tragedia del tsunami y la necesidad de tutelar a los huérfanos, en su discurso a los obispos de Sri Lanka - que han finalizado su visita ad limina - el Papa exhorta a impulsar la colaboración entre las religiones y las culturas.

Benedicto XVI ha recordado la devastadora tragedia causada por el tsunami en Sri Lanka, el pasado mes de diciembre, al recibir este sábado a los obispos de esta nación asiática, que han finalizado su visita ad limina apostolorum. Renovando su solidaridad, en nombre de los católicos de todo el mundo el Papa ha reiterado la particular obligación de la comunidad cristiana de amparar a los numerosos niños que quedaron huérfanos a raíz de esa calamidad natural que asoló el sudeste asiático y que, además de sembrar dolor con la muerte de tantas personas, dejó asimismo innumerables damnificados.

Ante el riesgo de que esos menores queden “olvidados” o de que “acaben siendo víctimas inocentes de vergonzosos tráficos de seres humanos, explotados como soldados o como mano de obra barata, sin respetar su dignidad humana y sus derechos inalienables”, el Santo Padre ha hecho hincapié en que “no se debe ahorrar ningún esfuerzo en apremiar a las autoridades civiles y a la comunidad internacional para que luchen contra semejantes abusos y otorguen a esos niños la protección legal que justamente merecen”.

Tras destacar la generosa manifestación de solidaridad internacional en la ayuda a las víctimas del trágico maremoto del sudeste asiático, el Papa ha exhortado a los obispos de Sri Lanka a seguir haciendo todo lo posible para que “la Iglesia católica en este país salga al encuentro de las necesidades materiales, morales psicológicas y espirituales de todos los damnificados”. En este contexto, Benedicto XVI ha indicado que “podemos reconocer nuevos signos de la bondad divina, en la colaboración producida a raíz de esa tragedia, entre los distintos miembros de la sociedad, para socorrer a las víctimas”.

“Fue alentador ver a los miembros de las distintas religiones y grupos étnicos de Sri Lanka y de la comunidad internacional trabajar juntos, mostrando su generosa solidaridad”, ha recordado el Papa, añadiendo luego su anhelo de que esta experiencia ayude a los prelados de este país a encontrar los caminos para fortalecer los frutos de esta cooperación, “asegurando, en especial, que la ayuda se ofrece libremente a todos los necesitados, sin distinción”.

Antes de finalizar su denso discurso, el Papa ha recordado que la Iglesia en Sri Lanka es una Iglesia joven – la tercera parte de la población de este país tiene menos de quince años – y que ello es una gran esperanza para el futuro. Por lo que Benedicto XVI ha señalado a estos prelados la importancia de la educación religiosa en las escuelas y de la formación espiritual y teológica en los seminarios.







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