“Juan Pablo II es hermano y padre”, palabras en la Homilía del Novenario por el Papa
Domingo, 10 abr (RV).- “Juan Pablo II ha sido, y continúa siendo para todos, hermano
y padre, porque como hombre de Dios ha vivido constantemente Su presencia, íntimamente
unido a Él y totalmente confiado a su infinita misericordia”. Con estas palabras el
cardenal vicario de Roma Camillo Ruini ha respondido a la pregunta de cómo ha conseguido
el Santo Padre entrar de forma tan profunda en los corazones de los romanos, formulada
esta tarde durante la Homilía del Novenario de la Diócesis de Roma por su Santidad
Juan Pablo II en este tercer domingo de Pascua.
El purpurado ha recordado cómo
Juan Pablo II ha sido un hombre de oración a la que dedicó “todo su tiempo y energías”,
consagrándose a María y mostrando la autenticidad de esta consagración cuando, como
señalaba el cardenal Ruini, “al despertarse de la anestesia tras la traqueotomía escribió:
‘Yo sigo siendo Totus Tuus’”, recordando el lema inspirado en la doctrina de san Luis
Maria Griñón de Montfort en el que se reconoce la pertenencia total de Jesús por medio
de María.
El cardenal Ruini ha recordado en esta Misa del novenario en sufragio
de Juan Pablo II, cuanto el Santo Padre, a pesar de su cercanía a Dios, ha permanecido
entre los hombres terrenos. “A través de él – ha explicado el purpurado – hemos sentido
realmente cerca al Señor, en cierto modo hemos comprendido que Dios no reside en una
zona inaccesible, sino que es el Señor de la vida y quiere estar en el centro de nuestras
vidas”. En este sentido Ruini ha recordado la primera encíclica Redemptor hominis
del Papa, en la que había escrito que el hombre “es el primer camino fundamental de
la Iglesia”.
En particular el cardenal Ruini ha subrayado como a los romanos
Juan Pablo II “mostró de muchas formas el significado que para él tenía el hecho de
que el hombre sea el primer camino de la Iglesia”, recordando de este modo, las 301
parroquias de Roma visitadas personalmente por el Pontífice. “No podré olvidar nunca
la insistencia, por no decir ansia, con la que me preguntaba: ¿Cuándo vamos a visitar
parroquias?”, ha rememorado el cardenal Ruini, quien asimismo ha querido subrayar
la determinación de Juan Pablo II cuando, ya enfermo y no pudiendo acudir en persona
a las parroquias, recibió a varias de estas comunidades en el Vaticano, quedándole
por conocer sólo 16 de las 333 parroquias romanas.
Asimismo el purpurado ha
recordado la importancia de las visitas hechas por Juan Pablo II a hospitales, al
Seminario de Roma, a los jóvenes universitarios, con quienes celebraba la Santa Misa
días antes de Navidad, o a su encuentro con los jóvenes el jueves antes del Domingo
de Ramos para conocer cómo se desarrollaban los preparativos de las Jornadas Mundiales
de la Juventud por él instauradas. “Podemos decir que Roma se ha beneficiado del magisterio
universal de su Obispo, recibiendo de él algunas indicaciones específicas y fundamentales
– ha explicado Ruini, recordando dos en particular – el Sínodo Diocesano, convocado
en 1986 y finalizado en 1995, para ‘preparar los ánimos a acoger el Año Santo y volver
a encontrar la fe en Jesucristo’, y la Misión ciudadana”, siendo esta misión “el testamento
pastoral que Juan Pablo II confía a su Diócesis”, ha explicado el purpurado.
El
cardenal Ruini ha querido recordar en este sentido las palabras pronunciadas por Juan
Pablo II el 12 de noviembre de 1978, cuando estaba tomando posesión de la Catedral
de san Juan de Letrán, en las que llamaba a practicar el mandamiento de la caridad:
“Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor” (Jn
15,9), a lo que el Papa exclamó: “¡El amor construye; sólo el amor construye!”.
Ante
la imperiosa necesidad de pedir “quédate entre nosotros”, hay que saber, ha explicado
el Vicario de Roma, que “el único camino por el que podemos seguir con él es el permanecer,
cada uno de nosotros personalmente y toda la Iglesia de Roma, unidos en el amor del
Señor”, recordando de este modo el mandamiento “Amaos los unos a los otros como yo
os he amado” (Jn 15,12). En este sentido el purpurado ha señalado que estos días de
exequias están siendo “para Roma y para el mundo entero días de extraordinaria unidad,
lograda gracias a que este Papa ha mantenido unido al mundo demostrando con su vida
la integridad de la fe en Cristo, y la universalidad del amor del mismo Cristo profesada
al ofrecerse en la Cruz”.
Por último el cardenal Ruini ha agradecido a Dios
el envío de Juan Pablo II que durante 26 años ha partido el pan eucarístico “con nosotros
y para nosotros”, agradeciendo también de todo corazón, a la “Iglesia hermana de Cracovia
y a toda la nación polaca, en donde Karol Wojtyla recibió la vida, la fe y su riqueza
cristiana y humana, el don dado a Roma y al mundo entero”.