“Plenitud de Amor”, mensaje que sigue resonando en la plaza de san Pedro del Vaticano
Domingo, 10 abr (RV).- “Desde el atrio de la Basílica vaticana donde una multitud
incalculable ha rendido homenaje a Juan Pablo II Magno, sigue resonando un mensaje
de total y extrema donación a todos y a cada uno. Plenitud de Amor”. El periódico
vaticano L’Osservatore Romano, en su edición extraordinaria de este domingo, titula
con esta frase - “Plenitud de Amor” – su primera página, con una foto en la que se
ve el momento en el que los portadores del ataúd de Juan Pablo II presentan el féretro
del Santo Padre a la multitud que le saluda con amor. En lo alto de esta foto, la
imagen de Cristo resucitado.
Es la plenitud de amor que llena los corazones en la Plaza de San Pedro – se lee en
el artículo – Aquel púlpito de sencilla madera de ciprés no es sólo el centro del
atrio de la Basílica. Es el culmen de un Pontificado... de una Historia. Ese ataúd
abraza al mundo con la elocuencia sencilla de una “Presencia”. Con el silencio detonante
de una “Palabra”. Las piedras de la Plaza y los alrededores se vuelven reclinatorio
donde toda la humanidad se arrodilla e inclina el alma...
En la Basílica de San Pedro, dentro de dos horas - es decir a las cinco de esta tarde
- dará comienzo la concelebración del tercer novendial, que corresponde al tercer
día del novenario en sufragio de Juan Pablo II. Al igual que las demás, la celebración
está abierta a todos y la de este domingo - que será presidida por el Card. Camillo
Runi, Vicario General del Papa para la Diócesis de Roma - está encomendada al clero
de la Ciudad Eterna.
La concelebración de ayer fue presidida por el Card. Francesco Marchisano, Arcipreste
de la Basílica de San Pedro. Evocando el pasaje evangélico en el que Jesús resucitado
camina acompañando a los discípulos de Emaús, que estaban sumamente tristes por la
muerte del Maestro... el Purpurado, en su homilía, puso de relieve la humanidad de
Juan Pablo II que “sabía caminar” al lado de las personas. Al lado de todos.
Recordando, precisamente, la “humanidad infinita” de Juan Pablo II, al que conoció
cuando era aún obispo auxiliar de Cracovia, el Card. Marchisano contó algunos momentos
de esa amistad que comenzó en 1962: “Podría seguir contando hechos concretos en los
que pude ver a un hombre que sabía comprender, participar, agradecer, sabía caminar
al lado... creo que fue una de las cualidades superiores que tuvo nuestro querido
Papa. ¡Cuántas veces supo caminar al lado de los demás! En distintas naciones...,
afrontando dificultades, problemas difíciles que torturaban a las personas, problemas
teóricos... caminando siempre al lado de todos para alcanzar juntos la meta que el
Señor le indicaba”.
Juan Pablo II era también una persona que sabía bromear y que sabía transmitir simpatía
y amor, como demuestran las manifestaciones de estos días, que quedarán gratamente
grabadas para siempre en la historia: “Una persona que sabía ganarse verdaderamente
la simpatía y el amor de todos aquellos que, de alguna forma, pudieron conocerlo.
Y los días que nos han precedido, la afluencia ante el Papa fallecido de millones
de personas, demuestran también esta humanidad infinita, que el Papa supo manifestar
acercándose humanamente... para ‘caminar juntos’, como hizo Jesús, con aquella pobre
gente, con esos pobres apóstoles, para poderlos llevar por el camino que el Señor
desea”.
El Cardenal Arcipreste de la Basílica de San Pedro concluyó su homilía señalando la
certeza de la recompensa divina para Juan Pablo II y agradeciendo a Dios por habernos
donado a este Pontífice: “Me atrevería a decir que no celebramos la misa en sufragio
por nuestro Papa, porque el Señor ya lo habrá recompensado infinitamente. Damos gracias
al Señor porque ha querido darnos un Papa como él e imploramos la gracia para que
quiera dar a su Iglesia a otros que sigan este camino. Así sea”