Domingo, 3 abr (RV).- El cardenal Secretario de Estado, Angelo Sodano, ha oficiado
esta mañana una misa en la plaza de San Pedro por al alma del Papa. La norma establecida
en 1996 por el propio Juan Pablo II precisa que los funerales por un Papa tienen lugar
entre cuatro y seis días después del fallecimiento. En los dos días precedentes al
del funeral el cadáver será expuesto en la Basílica Vaticana. Las exequias se celebrarán
durante nueve días consecutivos - los "novendiali"- a partir de este domingo, y en
todos ellos tendrán lugar ceremonias religiosas para honrar al difunto Pontífice.
Con posterioridad, entre el día décimo quinto y el vigésimo tras la muerte del Papa
empezará el cónclave para elegir al sucesor de Karol Wojtyla. Su funeral solemne
se celebrará en la Basílica de San Pedro no antes del próximo jueves.
Con la muerte del Papa ha comenzado un recorrido ceremonial que, en un plazo de entre
quince y veinte días, desembocará en el cónclave, la reunión de cardenales de la que
saldrá quien sucederá a JPII. Los purpurados comienzan a llegar a la capital italiana
procedentes de los cinco continentes, ya que este lunes está convocada la primera
congregación general de cardenales para preparar la decisiva reunión.
Los cardenales electores son 117, todos ellos menores de 80 años. El nombramiento
del próximo ocupante del Sillón de Pedro será el más numeroso de la historia. Un total
de 27 electores proceden de la Curia vaticana, mientras que 41 son europeos, otros
26 americanos del norte y sur, doce africanos, nueve asiáticos y dos de Oceanía.
El que decida será este selecto grupo de purpurados. Además de estos 117 cardenales
electores, se encuentra un purpurado “in pectore”, nombrado por Juan Pablo II en
2003, del que se desconoce la identidad. Esta singular categoría cardenalicia, creada
siglos atrás para velar por la seguridad de personalidades religiosas, ha perdurado
hasta nuestros días y aparece recogida en el Código de Derecho Canónico, que establece
que mientras su nombre permanezca oculto "no tiene ninguno de los derechos o deberes
de los cardenales".
Sólo los adquiere cuando se dé a conocer. Algo que podría suceder en los próximos
días con la publicación de algún documento firmado por Juan Pablo II que certifique
su identidad. El cónclave tomará su decisión a través del voto escrito y secreto,
tal y como aprobó el propio Juan Pablo II en la Constitución Apostólica de 1996, y
se deberá obtener un consenso de al menos dos tercios de los sufragios. En caso de
que no alcance esta mayoría, la votación deberá repetirse al día siguiente; si en
la tercera jornada no se ha llegado aún a un consenso, está previsto un día de "oración,
de coloquio entre los votantes y de exhortación espiritual".
Tras la jornada de paréntesis se vuelve a las votaciones diarias; si en una semana
no se ha alcanzado un acuerdo, se hace otro receso de un día, seguido de otra semana
de votaciones. En caso de que en este punto los cardenales no estén de acuerdo, se
puede modificar el proceso para que en lugar de dos tercios de los votos, el nuevo
ocupante del Sillón de Pedro pueda ser elegido por una proporción diferente de los
votos.
El ceremonial, que se celebra en la Capilla Sixtina del Vaticano, se puede alargar
de forma indefinida. Durante los días de cónclave, los cardenales se hospedarán en
la residencia Santa Marta del Vaticano, que cuenta con 120 habitaciones y una veintena
de salones en los que podrán cambiar impresiones sin el más mínimo contacto con el
exterior.
Está prohibido mantener comunicación telefónica, epistolar o por cualquier otro medio
con personas ajenas al cónclave mientras éste tenga lugar. Una vez elegido, el Cardenal
Protodiácono, el chileno Medina Estévez, será el encargado de anunciar a los fieles
en la Plaza de San Pedro la noticia: "Habemus Papam" ("Tenemos Papa").