2005-04-03 17:27:26

117 cardenales elegirán al 265 sucesor de Pedro


Domingo, 3 abr (RV).- El cardenal Secretario de Estado, Angelo Sodano, ha oficiado esta mañana una misa en la plaza de San Pedro por al alma del Papa. La norma establecida en 1996 por el propio Juan Pablo II precisa que los funerales por un Papa tienen lugar entre cuatro y seis días después del fallecimiento. En los dos días precedentes al del funeral el cadáver será expuesto en la Basílica Vaticana. Las exequias se celebrarán durante nueve días consecutivos - los "novendiali"- a partir de este domingo, y en todos ellos tendrán lugar ceremonias religiosas para honrar al difunto Pontífice. Con posterioridad, entre el día décimo quinto y el vigésimo tras la muerte del Papa empezará el cónclave para elegir al sucesor de Karol Wojtyla. Su funeral solemne se celebrará en la Basílica de San Pedro no antes del próximo jueves.

Con la muerte del Papa ha comenzado un recorrido ceremonial que, en un plazo de entre quince y veinte días, desembocará en el cónclave, la reunión de cardenales de la que saldrá quien sucederá a JPII. Los purpurados comienzan a llegar a la capital italiana procedentes de los cinco continentes, ya que este lunes está convocada la primera congregación general de cardenales para preparar la decisiva reunión.

Los cardenales electores son 117, todos ellos menores de 80 años. El nombramiento del próximo ocupante del Sillón de Pedro será el más numeroso de la historia. Un total de 27 electores proceden de la Curia vaticana, mientras que 41 son europeos, otros 26 americanos del norte y sur, doce africanos, nueve asiáticos y dos de Oceanía.

El que decida será este selecto grupo de purpurados. Además de estos 117 cardenales electores, se encuentra un purpurado “in pectore”, nombrado por Juan Pablo II en 2003, del que se desconoce la identidad. Esta singular categoría cardenalicia, creada siglos atrás para velar por la seguridad de personalidades religiosas, ha perdurado hasta nuestros días y aparece recogida en el Código de Derecho Canónico, que establece que mientras su nombre permanezca oculto "no tiene ninguno de los derechos o deberes de los cardenales".

Sólo los adquiere cuando se dé a conocer. Algo que podría suceder en los próximos días con la publicación de algún documento firmado por Juan Pablo II que certifique su identidad. El cónclave tomará su decisión a través del voto escrito y secreto, tal y como aprobó el propio Juan Pablo II en la Constitución Apostólica de 1996, y se deberá obtener un consenso de al menos dos tercios de los sufragios. En caso de que no alcance esta mayoría, la votación deberá repetirse al día siguiente; si en la tercera jornada no se ha llegado aún a un consenso, está previsto un día de "oración, de coloquio entre los votantes y de exhortación espiritual".

Tras la jornada de paréntesis se vuelve a las votaciones diarias; si en una semana no se ha alcanzado un acuerdo, se hace otro receso de un día, seguido de otra semana de votaciones. En caso de que en este punto los cardenales no estén de acuerdo, se puede modificar el proceso para que en lugar de dos tercios de los votos, el nuevo ocupante del Sillón de Pedro pueda ser elegido por una proporción diferente de los votos.

El ceremonial, que se celebra en la Capilla Sixtina del Vaticano, se puede alargar de forma indefinida. Durante los días de cónclave, los cardenales se hospedarán en la residencia Santa Marta del Vaticano, que cuenta con 120 habitaciones y una veintena de salones en los que podrán cambiar impresiones sin el más mínimo contacto con el exterior.

Está prohibido mantener comunicación telefónica, epistolar o por cualquier otro medio con personas ajenas al cónclave mientras éste tenga lugar. Una vez elegido, el Cardenal Protodiácono, el chileno Medina Estévez, será el encargado de anunciar a los fieles en la Plaza de San Pedro la noticia: "Habemus Papam" ("Tenemos Papa").







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