Jueves, 31 mar (RV).- Asociaciones humanitarias como Manos Unidas y Caritas Internacional
no han dejado de ayudar a las poblaciones indonesias que desde el pasado 26 de diciembre
viven una continua pesadilla. Parecía haber pasado todo cuando este lunes un terremoto
de 8,7 grados en la escala abierta de Richter, provocó un movimiento de tierra tan
fuerte que hizo temer lo peor: otro tsunami. Pero por fortuna el tipo de movimiento
que se produjo el pasado 28 de marzo fue a mayor profundidad, por lo que no hubo peligro
de que se produjera de nuevo una ola de gran tamaño.
La zona más afectada por este movimiento de tierra fue Sumatra, especialmente la pequeña
isla de Nias, donde aún no se sabe con certeza el número de muertos. Precisamente
en estas islas trabajaba el padre Barnabas Winkler, misionero capuchino de la diócesis
de Bolzano (Italia), que desde hace años trabaja como administrador apostólico de
la diócesis de Sibolga (Indonesia). El misionero resultó herido tras caerle parte
de la estructura de su casa en la cabeza, pero tras horas de incertidumbre, el padre
Winkler ha sido contactado telefónicamente anunciando que está bien, que tendrá que
ser sometido a otra operación y que está deseando volver al trabajo “para dar una
mano”.
Desde las zonas más afectadas se está pidiendo ayuda internacional para enviar medicamentos,
personal médico, dinero para la reconstrucción de las cientos de viviendas que han
quedado completamente destruidas, y alimentos. En este sentido Caritas ya ha desplegado
todo un dispositivo especial humanitario, por el que ha recaudado, desde el inicio
de las tragedias naturales en esta zona, más de 22,5 millones de euros, haciendo un
llamamiento para que la gente siga siendo solidaria con quienes más lo necesitan sobre
todo en esta parte del mundo.
La misma petición la ha hecho Manos Unidas, que hasta el momento ha aportado 16 proyectos
de emergencia para paliar los efectos del maremoto del diciembre pasado, y otros están
siendo estudiados para ofrecer ayuda a corto y largo plazo. La ONU tampoco ha querido
abandonar a Indonesia, por lo que está enviando a la zona profesionales, fondos, material,
y equipos para atender a los afectados, pero según señala Cruz Roja, la dificultad
en las comunicaciones está ralentizando la llegada de asistencia.