Conmoción en todo el mundo por el terremoto en Indonesia
Martes, 29 mar (RV).- Apenas han pasado tres meses desde que las poblaciones del Océano
Índico sufrieron la devastadora ola anómala que arrasó ciudades enteras y enterró
a miles de personas, que el miedo vuelve a estar presente en localidades como Sumatra,
la isla de Nias, Tailandia, Sri Lanka o Andamane, que ayer sufrieron un fuerte terremoto
de 8,7 grados de magnitud en la escala abierta de Richter.
Según un informe de Caritas Italia, la zona más castigada ha sido la de la isla de
Nias, donde trabaja desde hace años el padre Barnabas Winkler, misionero capuchino
de la diócesis de Bolzano (Italia), y actual administrador apostólico de la diócesis
de Sibolga (Indonesia). La pequeña isla ha sido la más afectada, quedando casi completamente
destruida, según informa Caritas, que afirma que el propio misionero podría haber
resultado herido tras el movimiento de tierra.
Caritas Italia envía un mensaje de esperanza para la entera comunidad asiática “duramente
probada” el pasado mes de enero, señalando que “del mensaje de la Pascua apenas celebrada,
tenemos que tomar la fuerza para no perder la esperanza y continuar dividiendo el
pan, es decir, vivir del amor, la solidaridad, el compartir, a partir del pan nuestro
de cada día”, se lee en el comunicado difundido hoy por el director de Caritas Italia,
monseñor Vittorio Onza, quien ha renovado su oración para esta población.
“Es verdad – afirma monseñor Onza – que antes de esta nueva tragedia, estaba cayendo
de nuevo en el silencio una situación todavía muy dramática, y por este motivo, ahora
hay que prestar mayor atención y constancia para mantener la sensibilidad hacia esta
población”. Mensaje que ya Juan Pablo II expresó cuando se produjo el “tsunami” en
esta misma zona del planeta: “Expreso una vez más mi cercanía – se leía en el Ángelus
del Santo Padre del 1 de enero de 2005 – a las poblaciones afectadas por el trágico
cataclismo de los días pasados (…) compruebo con agrado el compromiso de solidaridad
humana que se está llevando a cabo por todas las partes del mundo. En este sentido
de solidaridad humana, además de en la ayuda de Dios, – finalizaba el Pontífice –
se funda la esperanza de días mejores durante el año”.
Precisamente, para expresar su cercanía con el pueblo indonesio, Juan Pablo II envió,
el pasado mes de enero, a las zonas devastadas por el Tsunami, al Presidente del Pontificio
Consejo COR UNUM. El arzobispo Paul Josef Cordes tenía como finalidad testimoniar
personalmente la cercanía y la solidaridad del Papa y de la Iglesia hacia cuantos
sufrieron las consecuencias del maremoto y, al mismo tiempo, contribuir al coordinamiento
de las múltiples iniciativas de las Agencias católicas que trabajaban en el territorio.
Hasta ahora el número de víctimas de esta nueva catástrofe permanece incierto, se
habla de entre 1.000 y 2.000 personas que han perdido la vida en el terremoto que
se registró anoche en la costa de la isla de Sumatra (Indonesia). Caritas ya tiene
preparado el envío de ayuda económica a la población, y mientras, helicópteros de
la Organización de Naciones Unidas ya están inspeccionando la zona para evaluar los
daños.
“El escenario es realmente dramático – explica el misionero capuchino Raymond Laia,
que trabaja en la diócesis de la isla de Nias, la más castigada por el sismo – hemos
empezado a acoger en nuestra Iglesia a las personas que huían, pero por desgracia
no tenemos ni alimentos ni medicinas para todos”, afirma desesperado el misionero,
que ha hecho un llamamiento pidiendo ayuda internacional ya que “nos encontramos aislados
y no conseguimos entender las dimensiones de la catástrofe”, finaliza el padre Laia.