2005-03-25 16:06:08

Reflexiones en familia


Escuchar el programa RealAudioMP3

Viernes, 25 mar (RV).- Hoy viernes Santo, día de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, queremos hablar de paz y amor, en medio del dolor y el sufrimiento de los niños, de los jóvenes de nuestras sociedades y pueblos, los menores que deben recibir todo el apoyo y el afecto para creer en sí mismos y en su posibilidad de reinventar el mundo.

Recientemente Francisco Cajiao, periodista colombiano publicó un artículo donde habla justamente de este tema, de manera particular habla de las alternativas de atención para los niños que sufren la crudeza de la violencia y los conflictos en diversas partes del mundo. Y tiene razón cuando señala que millones de seres humanos sufren los efectos devastadores de los conflictos, en la medida en que se les despoja de sus bienes, de sus referentes culturales y de sus raíces territoriales, sin saber por qué y sin haber tenido nunca la posibilidad de decir nada sobre su propio destino. Otros se han visto obligados a ser víctimas activas al ser vinculados a ejércitos, grupos de resistencia o escuadrones suicidas sin comprender por qué fueron privados del derecho a vivir en paz.

Y que decir de los niños que son víctimas de agresiones y violencia al interior de sus propias familias, niños maltratados física y mentalmente por sus propios padres, padrastros, hermanos, tíos. Y a veces esta misma situación de violencia hace que los jóvenes y niños huyan de sus hogares, alimentando el ciclo de miseria y violencia.

La violencia y la desesperanzan también se presentan de forma cotidiana en los barrios marginales, en la pobreza del desempleo, del hambre, de la falta de recursos para las necesidades básicas: alimentación, educación, salud. Cajiao se pregunta si a pesar de la inocultable hostilidad del entorno en el cual se crece, es posible ver alguna alternativa. Y el mismo se responde señalando ejemplos de superación positiva a las adversidades como Gandhi, Luther King y Mandela.

La formación de hombres libres, que tienen sueños grandes, sueños de construir solidaridad y comunión en sus grupos, en sus comunidades son los que pueden cambiar la adversidad del entorno y de la guerra. Pero sobre todo es el amor, el ejemplo, la comunicación, el entendimiento en el hogar lo que hace que los niños conserven sus espíritus y voluntades libres, para crear y soñar mundos mejores.

Lamentablemente muchas sociedades no piensan mucho en sus niños en términos de protección, de apoyo, educación, no se les brinda –desde la ley y la asistencia- condiciones favorables a su formación y desarrollo.

Cada día vemos con asombro noticias que relatan historias de niños estresados, deprimidos, niños que se suicidan, niños agresores, asesinos, que son víctimas y también victimarios. Niños y jóvenes que no encuentran en la sociedad y el medio en el que viven las condiciones básicas de pertenencia, de acogida, de amor.

Y estos síntomas tienen mucho que decir realmente del estado enfermo de nuestras sociedades, de la despreocupación hacia los niños a quienes vemos en la mayoría de las ocasiones como seres indefensos a quienes es preciso atender en lo que se refiere a la subsistencia y proveerles juegos y entretenimiento.

Los niños no sólo comen, duermen y juegan, también sienten y aprenden de lo que ven, de lo que escuchan. De ahí la importancia del ambiente familiar, del ejemplo, del amor, de la comprensión para que realmente puedan crecer en un ambiente propicio para ser libres y puedan tener bases y fundamentos fuertes para soñar y construir en libertad, sociedades mejores.
Textos: Alma García Locución: Alina Tufani Díaz







All the contents on this site are copyrighted ©.