Los cardenales de la Curia presidirán, en nombre del Papa, las celebraciones y ritos
de Semana Santa
Sábado, 19 mar (RV).- Esperanza y optimismo por la salud del Santo Padre en la vigilia
de las celebraciones y ritos de Semana Santa, que los cardenales de la Curia presidirán
en su nombre a partir de mañana, Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor.
En la vigilia ya del inicio de Semana Santa, prosigue sin ninguna novedad la favorable
recuperación del Papa en el Vaticano, con el deseo de reanudar completamente su labor
habitual aunque no ha abandonado nunca del todo la tarea apostólica cotidiana. Como
ya avanzó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls,
no se podrá saber hasta el último momento de qué manera Juan Pablo II aparecerá en
público y en cada ocasión, estos días.
Las decisiones por tanto se tomarán en el último minuto, siempre según se encuentre
el Pontífice". Hasta ahora tampoco se ha informado si el Papa reaparecerá en público
mañana domingo de Ramos, para impartir la bendición a los miles de fieles que acudan
a la plaza de San Pedro para la tradicional Procesión de las Palmas y la celebración
de la Jornada Mundial de la Juventud.
Visto su delicado estado de salud, el Papa ha delegado en distintos cardenales las
ceremonias de estos próximos días para que presidan en su nombre los ritos de la Semana
Santa. La Misa de mañana tendrá lugar en la basílica de san Pedro. Una solemne celebración
eucarística presidida por el cardenal Camillo Ruini, vicario de Su Santidad para la
diócesis de Roma. Los ramos de olivo que los fieles llevarán en las manos y todas
las plantas que adornan ya hoy la plaza de san Pedro han sido donados por la región
italiana de las Pullas, en cambio, las palmas han sido donadas por los ayuntamientos
de Ventimiglia y San Remo, de la región italiana de la Liguria.
Sobre el significado que tiene hoy para la fe cristiana la conmemoración del Domingo
de Ramos y de la Pasión del Señor, hemos entrevistado al padre capuchino, predicador
de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa que nos responde en primer lugar ¿qué
es lo que realmente se celebra?
Históricamente recordamos el episodio de la entrada di Jesús en Jerusalén de Betania,
acompañado, festejado por la multitud, por los niños que extienden sus capas y ropajes,
que agitan los ramos … es la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Místicamente
y espiritualmente recordamos también el inicio de la Pasión porque de hecho, en este
domingo, se lee el Evangelio de la Pasión. Es una introducción gloriosa a la Pasión
del Señor, cargada de muchos significados: este extraño Hosanna (canto de alabanza),
seguido después por la Crucifixión, ha hecho desde siempre reflexionar a la historia.
¿Qué nos puede decir a nosotros hombres del siglo XXI este episodio de la entrada
triunfal de Jesucristo en Jerusalén, ocurrido hace 2000 años.
Yo creo que en la intención de Jesús había también un sentido profético. Jesús
quería demostrar, de este modo quién era el Mesías. Porque se decía que el Mesías
habría llegado a Jerusalén cabalgando un asno, por lo tanto Jesús ha querido anteceder,
a la ignominia de la Pasión, una prueba de su mesianismo y la ha hecho proclamar a
la gente simple, al pueblo y a los niños.
¿No le parece, padre Cantalamessa, que todavía hoy nosotros hacemos lo mismo. Por
un lado alabamos a Jesús, y por otro, en los hechos prácticos, lo eliminamos de nuestra
vida cotidiana?
Sí, esto ocurre bastante a menudo. Es decir, que estamos dispuestos a aclamar al
Señor cuando todo nos va bien, pero, a penas las cosas se ponen mal para nosotros,
o la opinión pública va en contra de Jesús y en contra de la Iglesia, es fácil entonces
mimetizarnos e ir en contra también nosotros. Esto puede tener otras aplicaciones:
nosotros estamos dispuestos a seguir a Jesús en el gozo, pero menos en la Cruz.