La actividad diplomática de la Santa Sede pretende ser una "humilde semilla de paz"
Miércoles, 16 mar (RV).- El secretario vaticano para las Relaciones con los Estados
defiende una reforma de la ONU que consienta la prevención de conflictos y subraya
la acción diplomática de la Santa Sede como una "humilde semilla de paz".
La
diplomacia de la Santa Sede nunca ha pretendido ser "protagonista del escenario internacional"
sino más bien una "humilde semilla de paz". Esta es la afirmación del secretario vaticano
para las Relaciones con los Estados, el arzobispo Giovanni Lajolo, en unas declaraciones
a la agencia "Rome Reports", en las que el prelado abordó el actual proceso de reforma
de las Naciones Unidas.
En este sentido, Mons. Lajolo pidió que se acoten de
forma clara las "nuevas prerrogativas particulares" que se proponen para facilitar
la acción de la ONU "en la prevención de conflictos". En particular, el arzobispo
italiano consideró que es necesario hacer posible "una intervención humanitaria, es
decir, una intervención que tenga por objetivo desarmar al injusto agresor".
Monseñor
Lajolo puso también de manifiesto la contribución del Papa en estos 26 años de pontificado
a la diplomacia y cómo las representaciones pontificias en el mundo han pasado de
107 a 174, sin contar las 17 representaciones ante las organizaciones internacionales.
En cuanto a la acción diplomática de la Santa Sede, el arzobispo subrayó los fracasos
de Benedicto XV y Pío XII antes de las dos guerras mundiales o, recientemente, en
el caso de Juan Pablo II con motivo de la guerra en Irak. "Pero la historia –constató
el prelado- ha dado la razón a los Papas. Por desgracia, cuando se amordaza la diplomacia,
hablan las armas".
En cuanto al proceso de paz en Tierra Santa y en Irak, Mons.
Lajolo afirmó que "el primer auspicio es el cese de todo acto de violencia. Después,
se requiere que comience un diálogo serio entre las autoridades israelíes y palestinas,
es decir, un diálogo en el que cada interlocutor no sólo presente sus propias peticiones,
sino que se comprometa a fondo para comprender las buenas razones de la otra parte".
El
secretario para las relaciones con los Estados manifestó también su preocupación por
las poblaciones cristianas de esas tierras, porque existe el peligro de un éxodo provocado
por la situación de marginación en que se encuentran, no obstante sean minorías presentes
en el área desde tiempos apostólicos. Por este motivo, aseguró, "la Iglesia y la Santa
Sede no pueden sentirse ajenas a las negociaciones en curso".
Por lo que respecta
a la situación del Líbano, que atraviesa momentos decisivos, el arzobispo consideró
que "es necesario que recobre su plena independencia y vuelva a ser, como lo ha sido
en siglos pasados, una tierra de ejemplar y amigable convivencia entre componentes
de diferentes inspiraciones religiosas".
Otra zona que preocupa profundamente
al Papa y a la Santa Sede es África, en particular la situación de algunos países,
como los de la región de los Grandes Lagos, "en los que la situación político-social
es humanamente insoportable".
El secretario vaticano para las Relaciones con
los Estados elogió la ola de solidaridad suscitada en el sudeste asiático tras el
tsunami del 26 de diciembre, pero pidió la continuidad de esta "obra de auxilio a
las poblaciones y de reconstrucción" en el tiempo. En concreto, Mons. Lajolo subrayó
la necesidad de "proyectos de gran alcance a largo plazo, concordados con los países
dispuestos a realizar inversiones específicas".