2005-03-11 19:20:45

El Sacrificio de Cristo, acontecimiento central en la historia de la humanidad, fue el tema de la tercera Predicación de Cuaresma para la Curia Romana


Viernes, 11 mar (RV).- El Sacrificio de Cristo, acontecimiento central en la historia de la humanidad, fue el tema de la tercera Predicación de Cuaresma para la Curia Romana, a cargo del Padre Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia, quien inspiró su reflexión de este viernes en la frase de Santo Tomás “Basta una gota de la sangre de Cristo para salvar al mundo entero”.

Tras explicar que “con su doctrina y con su vida, Jesús desenmascara y rompe el mecanismo del chivo expiatorio que sacraliza la violencia, haciéndose Él, que es inocente, víctima de toda la violencia”, el Predicador de la Casa Pontificia agregó que, entonces, Jesús derrota la violencia, pero “vence porque es víctima”, y en Cristo es Dios mismo que se hace víctima.

En este sentido, el Padre Cantalamessa recordó que “Cristo derrotó la violencia no oponiéndole una violencia más grande, sino sufriéndola y poniendo al desnudo su injusticia e inutilidad” y al respecto, subrayó que “la película de Mel Gibson ha tenido el mérito de revelar hasta qué punto la violencia se abatió contra la vida de Cristo”.

Acontecimiento central en la historia de la humanidad, el Sacrificio de Cristo cambia la naturaleza misma del sacrificio, dijo el Predicador de la Casa Pontificia, quien de esta manera enfatizó en el binomio amor-expiación que caracteriza la Pasión de Cristo. “Las dos cosas pueden estar juntas –explicó-, pues el pecado es cancelado, lavado, destruido, en una palabra, expiado por su contrario, que es el amor”.

“A la luz de estas reflexiones –dijo el Padre Cantalamessa- no podemos dejar de mencionar un pecado particular del que tenemos que decidir purificarnos con la fuerza que deriva de la sangre eucarística de Cristo” y es “el pecado que está en la base del mecanismo del chivo expiatorio y de la violencia, y que Jesús vino a denunciar y a romper”.

Y tras indicar que “a nivel personal, el pecado del que debemos tomar conciencia es la tendencia a excusarnos sistemáticamente acusando a los demás”, el Predicador de la Casa Pontificia recordó que Jesús “que era inocente, aceptó pasar por culpable”, mientras que “nosotros, culpables, buscamos a toda costa pasar por inocentes”.

En este sentido, el Padre Cantalamessa concluyó indicando que “la Eucaristía no se limita a recordarnos el ejemplo de Cristo, sino que nos da la gracia de seguirlo”, pues “Él venció también por nosotros y nosotros podemos apropiarnos, en la fe, de su victoria sobre la violencia, tratando de traducirla en actitudes concretas de vida”.







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