El Papa destaca la acción en favor de la concordia nacional en Senegal y reitera que
nunca se puede justificar la violencia en nombre de la religión
Jueves, 10 mar (RV).- Destacando la acción de Senegal en favor de la concordia nacional
y en el continente africano, Juan Pablo II reitera la urgente necesidad de paz y estabilidad
que tiene África y, una vez más, señala que nunca se puede justificar la violencia
en nombre de la religión.
En su mensaje de bienvenida al nuevo embajador de Senegal ante la Santa Sede, el Papa
expresa su profunda satisfacción por la larga tradición de convivencia armoniosa entre
las distintas comunidades que componen este país. En especial, ante los esfuerzos
realizados para impulsar y fortalecer “la paz, que es un bien supremo que condiciona
el logro de tantos otros bienes esenciales” (Discurso al Cuerpo diplomático, 15 de
enero de 2005). En este contexto, Juan Pablo II hace hincapié en que para asegurar
el anhelo de los pueblos a una vida digna y solidaria, es indispensable educar a las
nuevas generaciones en los ideales de fraternidad, justicia y solidaridad.
Tras manifestar su gran aprecio, así como el de la comunidad internacional, ante el
compromiso de Senegal en la consolidación de del entendimiento y de la fraternidad
de todos los africanos, el Papa recuerda la urgente necesidad de paz y estabilidad
que tiene el continente africano. Exhortando, también este jueves, a no escatimar
esfuerzos para rechazar la violencia y asumir la valentía y la perseverancia que conducen
a la auténtica reconciliación.
La Iglesia católica “está plenamente convencida de que nos es posible alcanzar la
paz sin la justicia y que no hay justicia sin perdón”, recuerda asimismo Juan Pablo
II, renovando su constante llamamiento en seguir “la luz del verdadero bien del hombre,
en una constante búsqueda del bien común”.
En el marco de la importancia de promover el diálogo interreligioso, “en este mundo
nuestro, a menudo oscurecido por amplias zonas de sombra, consecuencia de enfrentamientos,
algunas veces violentos, que se intentan justificar con motivos religiosos”, el Papa
renueva su invitación a “los creyentes de todas las religiones, en particular a los
cristianos y a los musulmanes” a ser testimonios de convivencia pacífica entre todas
las religiones y las culturas, edificando así la paz entre los pueblos, al servicio
de la única familia humana. Tarea, también ésta, en la que la Iglesia católica está
firmemente comprometida, promoviendo el amor, la esperanza de Cristo y la paz entre
todos los pueblos del mundo.