2005-02-11 17:44:25

El Papa le pide a los enfermos que ofrezcan sus oraciones y sufrimientos por la Iglesia, por el mundo y por su misión de Pastor universal del pueblo cristiano


Viernes, 11 feb (RV).- “El Papa cuenta con el valor de sus oraciones y de sus sufrimientos: ofrézcanlos por la Iglesia y por el mundo; ofrézcanlos también por mí y por mi misión de Pastor universal del pueblo cristiano”. Esta es la exhortación del Santo Padre Juan Pablo II en su Mensaje a los enfermos y peregrinos que participaron esta tarde en la Basílica de San Pedro en la Santa Misa para la Obra Romana de Peregrinaciones y la UNITALSI, que fue presidida por el Cardenal Camillo Ruini, Vicario de Su Santidad para la Diócesis de Roma.

En su Mensaje, que fue leído durante la Celebración, el Papa les dice que “la sugestiva Celebración eucarística y mariana en San Pedro asume un significado particular en el día de la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes”, pues “la conmemoración del 11 de febrero nos hace regresar con el pensamiento a la gruta de Massabielle, en los pirineos franceses, donde en 1858 la Virgen se manifestó en 18 ocasiones a santa Bernardita Soubirous”.

“Desde aquella gruta, que se ha convertido en lugar de oración y de esperanza para tantos peregrinos provenientes de todas partes del mundo –prosigue Juan Pablo II-, la Inmaculada continúa invitando a la oración, a la penitencia y a la conversión. Es el mismo mensaje de Cristo –“Convertíos y creed en el Evangelio”- que nos ofrece la liturgia de la Cuaresma, recién iniciada. ¡Acojámoslo con humilde y dócil adhesión!”, indica el Pontífice, quien subraya que “la forma en que acuden los enfermos y los que sufren a los pies de la Virgen constituye una incesante exhortación a confiar en Cristo y en su Madre celestial, que nunca abandonan a quienes se dirigen a ellos en el momento del dolor y de la prueba”.

Tras recordar que “al morir en la cruz, Cristo, el hombre del dolor, ha cumplido el diseño de amor del Padre y ha redimido al mundo”, el Santo Padre escribe a los enfermos que si a los sufrimientos de Cristo “unen sus penas, podrán ser sus privilegiados cooperadores en la salvación de las almas” y les recuerda que “esta es su tarea en la Iglesia, que siempre es muy consciente del papel y del valor de la enfermedad iluminada por la fe”. “Por tanto, nunca es inútil su sufrimiento, queridos enfermos”, les dice el Papa, quien precisa que “es más, es precioso, porque es el compartir misterioso pero real de la misma misión salvífica del Hijo de Dios”.

“Por eso, el Papa cuenta tanto con el valor de sus oraciones y de sus sufrimientos: ofrézcanlos por la Iglesia y por el mundo; ofrézcanlos también por mí y por mi misión de Pastor universal del pueblo cristiano”, escribe Juan Pablo II, quien a continuación indica que “desde la Basílica de San Pedro, la mirada se extiende a las muchas otras localidades donde hoy se reúnen las comunidades cristianas, con ocasión de la XIII Jornada Mundial del Enfermo y, en particular, al Santuario 'María Reina de los Apóstoles', en Yaundé, Camerún, donde tienen lugar las principales celebraciones de este importante evento eclesial, sobre el tema 'Cristo, esperanza para África'”.

Y tras indicar que “el continente africano, junto a la humanidad entera, necesita experimentar el amor misericordioso del Señor y el sostenimiento de la Virgen Santa, sobre todo en los momentos de la fatiga y de la enfermedad”, el Santo Padre concluye invocando a la Virgen María, “Mujer del dolor y de la esperanza, para que sea benigna con quien sufre; obtenga plenitud de vida para cada uno” y “estreche a todos a su corazón de Madre”.







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