Viernes, 28 ene (RV).- Hoy hablaremos de las lógicas que se dan en nuestros comportamientos
a lo largo de la vida, de los patrones que desde niños construimos para actuar y entender
nuestro entorno y nuestras propias formas de ser. Obviamente, en ello la familia cumple
un papel fundamental, pues a partir de las relaciones familiares podemos crear nuestros
patrones de comportamiento. Para hablar de este tema, retomaremos algunos planteamientos
publicados en un artículo del diario El Nuevo Herald de Miami.
Nuestra primera relación sin lugar a dudas se da con nuestros padres, aunque debemos
tener en cuenta que en las familias latinas es frecuente que otros parientes formen
parte integral de nuestra crianza, como los abuelos o los tíos. La relación que tengamos
con nuestros padres es la base, y en cierto modo, también el espejo de todas las demás
relaciones: de pareja, de trabajo, de amistades.
Pero como los padres no son perfectos, en muchas ocasiones las relaciones y el ámbito
familiar en general no es bueno y mucho menos favorable para crear patrones psicológicos
y de comportamiento que permitan un buen balance de amor y disciplina, así como de
buenos ejemplos, que les permitan ser adultos satisfechos y felices. Muchas veces,
los padres tienen deficiencias o las circunstancias son poco favorables. En esos casos,
es muy importante limpiar la relación con ellos, esto significa hacer un análisis
de las circunstancias que se vivieron. Una limpieza es tratar de superar las diferencias,
de lo contrario, se presentarán conflictos con los demás seres queridos en un futuro,
es decir, con nuestros propios hijos, con figuras de autoridad e incluso problemas
de salud y desenvolvimiento laboral.
Un ejemplo de ello lo tenemos en un hombre triunfador en los negocios que se quejaba
de fuertes dolores de espalda que habían sido diagnosticados como espasmos de tensión.
Durante el tratamiento se apreció que estos dolores, que se presentaban durante conflictos
con su jefe, su esposa y su hijo, provenían de sentimientos de frustración y enojo
que nunca había expresado a su padre, un hombre de fuerte disciplina.
Como este caso, sin duda, hay muchas personas que de manera inconsciente repiten sus
esquemas de relaciones agresivas, maltratadoras, evasivas, relaciones basadas en el
desamor. De ahí que muchas personas crean que hacer limpieza de este tipo de relaciones
familiares es innecesario, sobre todo, cuando se es consciente de los problemas de
su infancia. De hecho, hay padres muy dañinos, con cuya relación no hay arreglo posible,
pero en la mayoría de los casos una labor de limpieza trae alivio y mejoría en las
relaciones cotidianas. Incluso en los casos de padres muy dañinos, una visita al pasado
ayuda a seguir la vida con menos lastre emocional.
La limpieza es muy importante, ya que si bien los niños no tienen la madurez intelectual
ni emocional para usar juicio crítico, sí tienen la necesidad de hallar un sentido
a sus vidas. Los niños con padres buenos y relaciones de afecto y cuidado adecuadas,
interiorizan de manera natural las reglas y conceptos de la vida válidos.
Igualmente, los niños con padres con dificultades y una relación problemática, hacen
libretos o interiorizan estas pautas de lo que es la vida, las normas y formas de
ser que posteriormente, en la edad adulta, vivirán de modo tal que cumplan con esas
creencias. Ahora bien, es importante destacar que no se trata de personas masoquistas,
ni perdedores natos, simplemente ubican sus ideas de lo que esperan de la vida en
creencias erróneas, dictadas y vividas en su niñez en un ambiente dañino y perturbado
pero aprendido como la única expresión y posibilidad de vivir.
No olvidemos, entonces, lo importante que es la familia y el ambiente de amor y fraternidad
en el hogar, para el futuro y equilibrio de cada persona.