“La semilla que muere trae consigo frutos prósperos del Señor”, homilía del arzobispo
de Westminster
Viernes, 7 de enero (RV) “No existe una respuesta sencilla ante la tragedia de Asia”,
con estas palabras se expresaba ayer el cardenal Cormac-Murphy O’Connor, arzobispo
de Westminster, durante la misa de la solemnidad de la Epifanía celebrada en la catedral
de esta ciudad. El cardenal reconocía que ante las preguntas que muchas personas se
están haciendo estos días de cómo es posible que Dios permita una catástrofe de esta
magnitud, sólo queda reconocer el sufrimiento que el mismo Jesús sufrió en la Cruz,
“a pesar de ser Él mismo el hijo del Señor”.
“Él mismo fue víctima del mal”, añadió el prelado, recordando las palabras del mismo
Jesús: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Asimismo quiso subrayar durante la
homilía de la Epifanía que tras la catástrofe no sólo hay muertes, sino que se ha
producido un “nacimiento”, se trata de la aparición de un nuevo espíritu de solidaridad
entre los hombres. “Millones de personas de todo el mundo – ha proseguido el purpurado
– no se han quedado indiferentes ante la tragedia y han reaccionado a través de la
ayuda y la solidaridad con los demás”.
“El mundo está lleno de buenos samaritanos”, exclamó el arzobispo de Westmister durante
la homilía, ya que “la semilla que muere puede traer consigo frutos prósperos del
Señor”. Por último el cardenal O’Connor quiso recordar a sus feligreses la importancia
de no temer a la muerte, “aunque si ésta se produce de forma trágica”, porque la muerte
misma “es el inicio de una vida eterna abrazados por el Señor nuestro Creador”.