2005-01-03 13:56:37

“Sobre la solidaridad humana y la ayuda de Dios se funda la esperanza de días mejores”


Sábado,1 enero (RV) Al comenzar este 2005, celebrando la fiesta de María, Madre de Dios y Reina de la paz, Juan Pablo II ha reiterado, nuevamente, su cercanía a las poblaciones trágicamente golpeadas en el continente asiático, asegurando sus oraciones por todas las víctimas, y ha expresado su satisfacción por la solidaridad que se impulsa en todo el mundo: “Aprecio gratamente la solidaridad que se está desarrollando en cada rincón del mundo. Sobre este sentido de solidaridad humana y sobre la ayuda de Dios se funda la esperanza de días mejores en el curso del año que hoy se abre”.

Introduciendo el rezo mariano, el Papa ha invocado la ayuda de la Virgen María para construir todos juntos la paz, bien fundamental de la convivencia humana. “Sólo así el mundo podrá progresar por las sendas de la justicia y de la fraterna solidaridad”, ha enfatizado el Santo Padre, tras hacer hincapié en el lema de esta Jornada Mundial de la Paz: “No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien” (12,21).

“El mal pasa por la libertad humana y queda derrotado cuando esta misma libertad, impulsada por la gracia, se orienta con firmeza hacia el bien, es decir hacia Dios”, ha recordado también Juan Pablo II, como señala en su Mensaje para este día. Día dedicado a la Virgen Santa que ofrece al mundo al Mesías que es la bendición de Dios para cada hombre y para el mundo entero. Bendición sobre la cual se fundan los parabienes que se intercambian en esta fecha, deseando el bien, porque en Cristo Dios nos ha colmado de todo bien, y deseando la paz, porque ‘Él es nuestra paz”. (Ef 2,14)

El Santo Padre ha saludado a los miles de peregrinos que acudieron a rezar con él, dirigiendo unas palabras también en nuestra lengua: «Saludo a las personas de lengua española y les deseo un feliz Año nuevo, lleno de paz» RealAudioMP3

Juan Pablo II ha expresado su gratitud al presidente de la República de Italia por las felicitaciones que le dirigió ayer en el curso de su mensaje a la nación. Y tras invocar de corazón paz y prosperidad para todo el pueblo italiano, el Pontífice ha saludado a los jóvenes de la Obra Don Orione, a las familias del Movimeinto del Amor Familiar y a los que han participado en la marcha de la paz, organizada por la Comunidad de San Egido, que finalizó, precisamente en la Plaza de San Pedro.

El Santo Padre Juan Pablo II, ha presidido esta mañana, a las 10:00, la Concelebración Eucarística en la basílica de san Pedro. Ha celebrado la Misa el cardenal Secretario de Estado de Su Santidad, Angelo Sodano y han concelebrado con él, el cardenal Renato Rafael Martino, Presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, Mons. Leonardo Sandri, Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Giovanni Lajolo, Secretario para las Relaciones con los Estados, y Mons. Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio mencionado.

El Pontífice en su homilía ha recordado la antífona de ingreso. “Salve, Madre santa: tu has dado a la luz el rey que gobierna el cielo y la tierra por los siglos eternamente”. En el primer día del año, la Iglesia se recoge en oración ante la imagen de la Madre de Dios, y honra con alegría a Aquella que ha dado al mundo el fruto de su seno, Jesús, el “Príncipe de la paz”. (Is 9,5).

Seguidamente Juan Pablo II ha aludido a la Jornada Mundial de la Paz, que ya tradicionalmente se celebra en este día. “En esta ocasión estoy muy contento, ha dicho textualmente el Papa, por poder desear fervientes augurios a los ilustres Embajadores del Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede. Un especial saludo dirijo a los Embajadores de los Países particularmente azotados en estos días por el enorme cataclismo que se ha abatido sobre ellos.

Precisamente, a las 12 de la noche, de ayer 31 de diciembre, Juan Pablo II celebró la Santa Misa en Su capilla privada, por todas las víctimas del maremoto en el sudeste asiático. El Papa también tuvo presente en la Eucaristía, a las familias de las víctimas y a cuantos sufren en estos días a causa de las consecuencias del desastre, así como por aquellos que están trabajando para aliviar los enormes sufrimientos de las poblaciones azotadas”.

En su homilía de esta mañana, Juan Pablo II ha dado las gracias a los Miembros de la Secretaría de Estado, dirigida por el cardenal Angelo Sodano, así como a los Componentes del Consejo Pontificio “Justicia y Paz”, y en particular a su Presidente, el Cardenal Renato Martino.

La jornada Mundial de la Paz, ha subrayado el Santo Padre, constituye una invitación a todos los hombres de buena voluntad a renovar su decisivo esfuerzo de construir la paz. Esto presupone la acogida de una exigencia moral fundamental, bien expresada por las palabras de san Pablo: “No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien” (Rm 12,21).

“Ante las múltiples manifestaciones del mal, que por desgracia hieren a la familia humana, la exigencia prioritaria es promover la paz utilizando medios coherentes, dando importancia al diálogo, a las obras de justicia, y educando al perdón”, ha dicho el Santo Padre de forma rotunda.

Vencer el mal con las armas del amor se convierte en la manera que cada uno puede contribuir a la paz de todos. Este es el camino a la que están llamados a caminar los cristianos y creyentes de las diversas religiones, junto a aquellos que se reconocen en la ley moral universal. Estimados ¡Hermanos y Hermanas, ha finalizado su homilía el Pontífice, promover la paz en la tierra es nuestra común misión! Que nos ayude la Virgen María a realizar la palabra del Señor: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”.







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