Ratificación del Concordato entre la Santa Sede y Portugal
Sábado, 18 dic (RV).- La Santa Sede y Portugal han intercambiado hoy en la sede del
ministerio de Asuntos Exteriores portugués en Lisboa los Instrumentos de Ratificación
del Concordato, firmado el pasado 18 de mayo de este año, en el Vaticano. La Santa
Sede ha estado representada por Mons. Giovanni Lajolo, secretario para las Relaciones
con los Estados, y por parte portuguesa, ha estado presente el ministro de exteriores
luso, Antonio Víctor Monteiro.
El Acuerdo, que pone al día el Concordado firmado en 1940, regula la posición jurídica
de la Iglesia Católica y sus instituciones. El Estado garantiza a la Iglesia el público
y libre ejercicio de sus actividades en lo que se refiere al culto, el magisterio
y el ministerio, así como la jurisdicción en materia eclesiástica; reconoce además
la libertad religiosa en los ámbitos de conciencia, culto y reunión, asociación, expresión
pública, enseñanza y actividad caritativa.
En sus palabras, Mons, Lajolo ha recordado dos grandes principios que inspiran este
Concordato: “la libertad de la Iglesia, que le permite manifestarse en su verdadera
identidad en el cumplimiento del mandato conferido por Cristo”. Y el otro principio
es el de “la cooperación, que consiente a la Iglesia, en el respeto de las competencias
propias del Estado, asociarse a otras instituciones públicas y privadas en el servicio
a la sociedad en obras educativas y caritativas”.
El Concordato de 1940, como hemos indicado, ha sido puesto al día teniendo presente
la Nueva Constitución portuguesa de 1976 y las directivas del Concilio Vaticano II.
Todas las nuevas normas tienen relieve social y son igualmente vinculantes. Entre
ellas Mons. Lajolo ha puesto de relieve la que da competencia exclusiva a la Santa
Sede en lo que concierne al nombramiento de los obispos; la de la asistencia religiosa
a los miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad; la que hace referencia a la
financiación de las actividades de la Iglesia y sus ministros; así como las normas
a cerca de la delicada disciplina del matrimonio canónico.
De gran relieve también ha dicho Mons. Lajolo son las cláusulas relativas a la enseñanza
de la asignatura de religión y de la moral católica en las escuelas públicas o el
reconocimiento oficial de la Universidad católica portuguesa. “Como se ve -ha dicho
el representante vaticano- todas son normativas de gran importancia en el campo de
la formación de los jóvenes, que representan el futuro de la Iglesia y de la sociedad”.