2004-12-18 19:40:25

Ratificación del Concordato entre la Santa Sede y Portugal


Sábado, 18 dic (RV).- La Santa Sede y Portugal han intercambiado hoy en la sede del ministerio de Asuntos Exteriores portugués en Lisboa los Instrumentos de Ratificación del Concordato, firmado el pasado 18 de mayo de este año, en el Vaticano. La Santa Sede ha estado representada por Mons. Giovanni Lajolo, secretario para las Relaciones con los Estados, y por parte portuguesa, ha estado presente el ministro de exteriores luso, Antonio Víctor Monteiro.

El Acuerdo, que pone al día el Concordado firmado en 1940, regula la posición jurídica de la Iglesia Católica y sus instituciones. El Estado garantiza a la Iglesia el público y libre ejercicio de sus actividades en lo que se refiere al culto, el magisterio y el ministerio, así como la jurisdicción en materia eclesiástica; reconoce además la libertad religiosa en los ámbitos de conciencia, culto y reunión, asociación, expresión pública, enseñanza y actividad caritativa.

En sus palabras, Mons, Lajolo ha recordado dos grandes principios que inspiran este Concordato: “la libertad de la Iglesia, que le permite manifestarse en su verdadera identidad en el cumplimiento del mandato conferido por Cristo”. Y el otro principio es el de “la cooperación, que consiente a la Iglesia, en el respeto de las competencias propias del Estado, asociarse a otras instituciones públicas y privadas en el servicio a la sociedad en obras educativas y caritativas”.

El Concordato de 1940, como hemos indicado, ha sido puesto al día teniendo presente la Nueva Constitución portuguesa de 1976 y las directivas del Concilio Vaticano II. Todas las nuevas normas tienen relieve social y son igualmente vinculantes. Entre ellas Mons. Lajolo ha puesto de relieve la que da competencia exclusiva a la Santa Sede en lo que concierne al nombramiento de los obispos; la de la asistencia religiosa a los miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad; la que hace referencia a la financiación de las actividades de la Iglesia y sus ministros; así como las normas a cerca de la delicada disciplina del matrimonio canónico.

De gran relieve también ha dicho Mons. Lajolo son las cláusulas relativas a la enseñanza de la asignatura de religión y de la moral católica en las escuelas públicas o el reconocimiento oficial de la Universidad católica portuguesa. “Como se ve -ha dicho el representante vaticano- todas son normativas de gran importancia en el campo de la formación de los jóvenes, que representan el futuro de la Iglesia y de la sociedad”.







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