2004-12-18 15:56:13

Día Internacional de Solidaridad con los Inmigrantes


Viernes, 17dic /RV).- El 18 de diciembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Inmigrantes porque en el mundo un tres por ciento de la población se encuentra en esta situación.

Desde 1997, organizaciones de inmigrantes filipinas y asiáticas comenzaron a celebrar el 18 de diciembre como el Día Internacional de Solidaridad con los Inmigrantes. Esta fecha fue elegida porque fue el 18 de diciembre de 1990 el día en que la ONU adoptó la Convención Internacional para la Protección de los Derechos Humanos de todos los Trabajadores Inmigrantes y sus Familias. Posteriormente, con la recomendación del Consejo Económico y Social (decisión 2000/288, de 28 de julio de 2000), la Asamblea General proclamó el 18 de diciembre Día Internacional del Inmigrante (resolución 55/93, de 4 de diciembre de 2000).

La última década del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, han sido escenarios de cambios a nivel social, económico y político en casi todas las regiones del planeta. Una de las transformaciones más estridentes fue la llamada globalización de la economía; proceso al que se adjudicó la responsabilidad de buena parte de los cambios percibidos a nivel social o político, como la emergencia de sociedades multiculturales y multiétnicas y las pretensiones pluralistas en el plano político. De este modo, la inmigración internacional se convirtió en un tópico de reflexión de los procesos asociados a la globalización y a sus consecuencias económicas, políticas y sociales.

La causa de dicha inmigración, es en muchos casos, la búsqueda de trabajo, mejores oportunidades laborales y las expectativas de un mejor nivel de vida, acceso a la educación, vivienda y cuidado de la salud. Sin embargo, en algunos países, han sido los procesos bélicos los que han inducido a la población a desplazarse en busca de seguridad y protección de sus derechos fundamentales.

Este problema se torna aún más complejo por las reglamentaciones inmigratorias de cada país que afectan a la situación jurídica de los inmigrantes, trátese de trabajadores migratorios, refugiados o asilados. Asimismo, a pesar del reconocimiento de la universalidad de los derechos humanos, todavía siguen produciéndose actos de discriminación étnico-racial, religiosa, de género, xenofobia e intolerancia, que amenazan la dignidad, la convivencia y el respeto que debe existir entre personas, grupos y naciones. El racismo y la discriminación en sus distintas formas atentan contra los derechos humanos y los principios y prácticas de la democracia como forma de vida y de gobierno.

Actualmente, según la Organización Internacional para las Inmigraciones, un ser humano de cada 35 es un inmigrante en busca de mejores condiciones de vida; 175 millones de seres humanos, es decir aproximadamente el 3% de la población mundial, se encuentra en esta situación. Según el documento, Estados Unidos es el país con más cantidad de inmigrantes en 2000, 35 millones, le sigue Rusia con 13.3 millones; Alemania 7.3 millones; Ucrania 6.9 millones; Francia 6.3; India 6.3; Canadá 5.8; Arabia Saudí 5.3 y Australia con 4.7 millones.

En lo que corresponde a las remesas, la India encabeza la lista en 2000 con 11 mil 500 millones de dólares, seguida de México (6 mil 500 millones de dólares), Turquía (4 mil 500 millones), Egipto (3 mil 700 millones), España (3 mil 400 millones), Portugal (3 mil 100 millones) y Marruecos (2 mil 100 millones).

Ante este panorama, la proclamación hecha por la ONU del Día Internacional de los Inmigrantes es un paso importante, que ofrece un punto de reunión para todos en el mundo preocupados por la protección de los inmigrantes. Este día se apoya en la Convención Internacional para la Protección de los Derechos Humanos de todos los Trabajadores Inmigrantes y sus Familias, la cual es aplicable a todos los trabajadores inmigratorios y a sus familiares sin distinción de sexo, raza, color, idioma, religión o convicción, opinión política o de otra índole, origen, nacionalidad, situación económica, estado civil o cualquier otra condición. Sin embargo, este notorio avance en materia de regulación específica es todavía una aspiración no cumplida.

Resulta imprescindible que los Estados garanticen las protección de todos los derechos humanos de los trabajadores inmigratorios y sus familias, de los refugiados, los asilados, así como de las poblaciones minoritarias y de las víctimas de discriminación étnico-racial, laboral y de género, de conformidad con los instrumentos internacionales correspondientes y de los principios generalmente aceptados del derecho internacional, así como también, que se creen las condiciones que promuevan una mayor armonía entre ellas y el resto de la sociedad.







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