Paz, reconciliación, retorno de los exiliados y respeto de las minorías en Croacia
Sábado, 11 dic (RV).- Paz, reconciliación, integración en Europa, retorno de los exiliados,
desarrollo integral, respeto de las minorías. Han sido los temas fundamentales del
discurso del Papa al nuevo embajador de Croacia, en el que además ha destacado el
cristianismo vivo de los croatas.
Juan Pablo II ha destacado “los signos visibles de un cristianismo encarnado en la
vida de la gente” en Croacia, país que anhela impulsar la paz y la reconciliación
– también en Europa – y que ha conocido “las tristes experiencias de un totalitarismo,
que negaba los derechos humanos fundamentales, y de la última guerra”. En su bienvenida
al nuevo embajador de la república croata, que le ha presentado sus Cartas Credenciales,
el Papa ha evocado asimismo las tres veces que visitó esta bella y hospitalaria nación.
En especial, el Santo Padre se ha referido a su última peregrinación apostólica a
Croacia, el año pasado, que marcó el número cien de los viajes internacionales que
ha cumplido a lo largo de su Pontificado. Juan Pablo II ha alentado al pueblo croata
a “mantenerse arraigado a su imperecedero patrimonio religioso, para construir su
propia historia también en el futuro”. De esta forma, ha señalado el Papa los croatas
podrán aportar al consorcio de los pueblos europeos la contribución de su experiencia.
Con el deseo de que lleguen a buen fin los esfuerzos de Croacia para formar parte
de la Europa unida, el Papa comparte la preocupación expresada por algunos de que
“un atraso en el ingreso de este país en la Unión Europea podría causar detrimento
al proceso de actuación de las reformas democráticas, no sólo en la nación croata,
sino también en otras que pertenecen a la misma zona del continente europeo”.
Expresando profunda satisfacción ante el “compromiso del pueblo croata en impulsar
el diálogo, la reconciliación y la paz en su patria y en el contexto más amplio de
los países de la Europa atlántica”, Juan Pablo II ha reiterado que los responsables
de las instituciones tienen la tarea de encontrar la forma práctica y técnica de transformar
en leyes y en iniciativas políticas los legítimos anhelos de paz y justicia de los
croatas. Así como los creyentes saben que la paz no es sólo fruto de planificación
y de iniciativas humanas, sino que es ante todo “don de Dios a los hombres de buena
voluntad”.
“Paz, cuyos pilares básicos son la justicia y el perdón”, ha enfatizado el Pontífice.
Una vez más, el Santo Padre ha hecho hincapié en que “la justicia asegura el pleno
respeto de los derechos y de los deberes y el perdón sana y reconstruye desde sus
cimientos las relaciones entre las personas que todavía sufren las consecuencias de
los conflictos entre las ideologías del pasado reciente”.
*Juan Pablo II se ha referido asimismo al problema -que sigue siendo actual- de los
prófugos y exiliados, en especial de los naturales de Bosnia y Herzegovina, en espera
de poder volver a sus hogares. Apreciando los pasos concretos emprendidos para resolver
esta situación, el Papa alienta todas las acciones necesarias para que pronto todos
puedan regresar a su patria. En este contexto, el Pontífice ha citado el acuerdo entre
Croacia y Serbia como “importante y positivo aporte para asegurar el pleno y recíproco
reconocimiento de los derechos de la minoría croata, en Serbia y Montenegro, y el
de la serbia, en la República de Croacia”.
Apreciando el camino que está cumpliendo la nación croata hacia un armónico progreso
que otorgue un porvenir mejor para todos sus habitantes, el Papa ha recordado la importancia
de tener en cuenta las necesidades culturales, sociales y espirituales de las personas.
Sin dejar nunca que el creciente fenómeno de la globalización mundial conlleve consecuencias
negativas que agraven el desequilibrio entre ricos y pobres.
Antes de finalizar su discurso al nuevo embajador de Croacia, Juan Pablo II ha citado
la larga y provechosa tradición de colaboración entre la comunidad eclesial y la civil
en este país. Así como el impulso a la reconciliación y a la resolución de numerosos
problemas y tensiones dado por la Iglesia en la nación croata. Sin olvidar los acuerdos
entre la Santa Sede y Croacia y los esfuerzos - alentados siempre por el Papa - de
los obispos para promover la evangelización y para cooperar activamente con el estado
en la promoción del bien verdadero de toda la sociedad.