“El dolor y el escándalo de los años recientes son ‘signo de los tiempos’ y una providencial
llamada de conversión y fidelidad a las exigencias evangélicas”
Viernes, 10 dic (RV).- Impulsar la nueva evangelización, la tutela de la vida, la
pastoral juvenil y la de la cultura. Han sido algunas de las recomendaciones de Juan
Pablo II en su discurso a los obispos de la VIII Región de Estados Unidos, a quienes
ha recibido esta mañana en audiencia.
Juan Pablo II ha señalado dos tareas especiales a los obispos estadounidenses de Minesota
y Norte y Sur Dakota, que han finalizado hoy su visita ad limina apostolorum. La primera
es “una fraternal exhortación a perseverar con dicha en el ministerio que les ha sido
encomendado, obedeciendo al auténtico magisterio de la Iglesia”.
Señalando que no podemos dejar de ver “en el dolor y en el escándalo de los años recientes
un ‘signo de los tiempos’ (cf Mt 16,3) y una providencial llamada a la conversión
y a una fidelidad más profunda a las exigencias evangélicas”, el Papa ha reiterado
que “en la vida de cada creyente y de toda la Iglesia, un sincero examen de conciencia
y el reconocimiento del pecado están acompañados siempre por una renovada confianza
en el poder sanador de la gracia de Dios y un llamado a proseguir hacia la meta”.
En el comienzo del tercer milenio, también “la Iglesia en Estados Unidos está llamada
a ‘caminar desde Cristo’, caracterizándose claramente con la verdad del Evangelio
en su vida y en sus actividades”, ha recordado Juan Pablo II, manifestando luego su
aprecio por los esfuerzos cumplidos por los obispos de este país ante “la urgente
necesidad de un testimonio firme, honesto y fiel de la fe católica, brindado por las
instituciones de la Iglesia y por los distintos apostolados en cada aspecto de su
vida”.
“Éste es quizá el desafío más difícil y delicado que debéis afrontar en la actualidad
en vuestro papel de maestros y Pastores de la Iglesia en Estados Unidos, al que no
podéis renunciar”, ha señalado textualmente Juan Pablo II a los prelados estadounidenses,
recordándoles que “en el cumplimiento de su deber de ‘enseñar, exhortar y corregir
con autoridad’, están llamados a la unidad ‘en un mismo pensar y en un mismo juicio’,
trabajando armoniosamente en la proclamación del Evangelio”
La segunda tarea que el Papa ha reiterado este viernes a los mencionados obispos de
Estados Unidos - sin olvidar los acontecimientos que han centrado necesariamente su
atención en la vida interna de esta Iglesia - es la de perseverar, al igual que toda
la Iglesia Universal en el comienzo del tercer milenio cristiano, en la “proclamación
de Jesucristo como Redentor de la humanidad”. Por lo que el Santo Padre ha exhortado
a estos prelados a seguir impulsando la nueva evangelización, testimoniando a Jesucristo,
‘rostro humano de Dios y rostro divino del hombre’ y transmitiendo de forma firme
el tesoro de la fe cristiana”.
El Pontífice se ha referido a la importancia de promover la reconciliación y la renovación
en las Iglesias locales en Estados Unidos, consolidando su testimonio profético en
la sociedad contemporánea del país e impulsando la pastoral de los laicos. En especial,
Juan Pablo II ha señalado las tareas urgentes de impulsar la nueva evangelización
de la cultura en general, la misión ad gentes y la colaboración con los hombres y
mujeres de buena voluntad en la construcción de una cultura que respete y tutele la
vida.
El Santo Padre ha concluido su discurso a estos obispos de Estados Unidos evocando
la Constitución Dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II: “la Iglesia, ‘va
peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, anunciando
la cruz y la muerte del Señor, hasta que El venga’ (cf. 1 Cor., 11,26). Se vigoriza
con la fuerza del Señor resucitado, para vencer con paciencia y con caridad sus propios
sufrimientos y dificultades internas y externas, y descubre fielmente en el mundo
el misterio de Cristo, aunque entre penumbras, hasta que al fin de los tiempos se
descubra con todo esplendor”. (n.8)