“Que Dios ayude a los creyentes que se dedican a la investigación científica a ofrecer un claro testimonio evangélico y a favorecer el diálogo entre la ciencia y la fe”. Palabras del Papa en su discurso a la Delegación de la Federación Mundial de Científicos que le hizo entrega del Premio “Ettore Majorana – Ciencia para la Paz”.

Martes, 7 dic (RV).- El Santo Padre también recibió este martes en Audiencia a los miembros de la Delegación de la Federación Mundial de Científicos, quienes le entregaron al Pontífice el Premio “Ettore Majorana – Ciencia para la Paz”, y les dirigió un discurso que en que les agradeció el premio y anunció que destinará “ese don generoso a becas para los estudiantes más necesitados del Tercer Mundo”.

El Papa recordó que el premio lleva el nombre “del célebre físico italiano que contribuyó notablemente al desarrollo de la física nuclear teórica”, al que está dedicado el Centro Internacional de Cultura Científica, fundado hace cuarenta años en la localidad italiana de Erice, y que, “con el pasar del tiempo, se ha convertido en un significativo ‘cenáculo’ de actividades culturales en varios campos del saber moderno”.

Y tras recordar que, en otras ocasiones, ha tenido oportunidad de apreciar el trabajo que allí se desarrolla, Juan Pablo II los felicitó por los resultados obtenidos y dijo que espera que “el esfuerzo conjunto de la comunidad científica internacional, de las instituciones públicas y de todas las personas de buena voluntad asegure a la humanidad un futuro de paz y de esperanza”.

“Que Dios haga fecundo este compromiso común –concluyó el Santo Padre- y ayude, en particular, a los creyentes que se dedican a la investigación científica a ofrecer un claro testimonio evangélico y a favorecer el diálogo entre la ciencia y la fe”.