Basta con el flagelo de los tiempos modernos. Mensaje del Papa a la Conferencia de
Nairobi sobre la Convención de Ottawa contra las minas anti persona
Jueves, 2 dic (RV).- «Cuando los Estados colaboran para edificar la cultura de la
vida, la causa de la paz avanza en la conciencia de la humanidad». Es el mensaje que
Juan Pablo II ha enviado a la Conferencia que se celebra en Nairobi para examinar
la aplicación de la Convención de Ottawa sobre la prohibición del empleo, almacenamiento,
producción y comercio de minas anti persona.
El mensaje ha sido leído por Mons.
Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz, que encabeza
la Delegación de la Santa Sede en este importante encuentro que se está desarrollando
en la capital de Kenia, desde el pasado 29 de noviembre y que finalizará mañana.
Recordando
que la Santa Sede fue uno de los primeros en ratificar la Convención de Ottawa, cuya
ratificación ha cumplido cinco años, el mensaje pontificio señala que en vista de
esta importante Conferencia de Nairobi, la Iglesia ha lanzado una campaña de sensibilización
en todo el mundo sobre las minas anti persona, difundiendo abundante información acerca
de este ‘flagelo de los tiempos modernos’ e impulsando la solidaridad activa y concreta
en favor de las numerosas víctimas de estas armas.
El Papa hace hincapié en
que además de matar y mutilar a tantas víctimas inocentes, las minas anti persona
dañan gravemente la economía de los países en vías de desarrollo, privándolos de tierras
agrícolas esenciales para la supervivencia de esos pueblos. «Es una tragedia que debe
cesar. La aplicación estricta de la Convención de Ottawa es una oportunidad para la
familia de las naciones de construir una humanidad renovada y pacificada!»
Juan
Pablo II exhorta a impulsar una cooperación bilateral y multilateral cada vez más
fecunda entre los países asolados por estos instrumentos de muerte y los que están
libres de este flagelo, entre los países ricos y los pobres, tomando decisiones políticas
y financieras concretas y generosas. En este contexto, el Santo Padre señala «si avanzan
las negociaciones multilaterales y la cooperación internacional logra poner en marcha
medidas concretas para garantizar a las poblaciones afectadas, entre las cuales son
tan numerosos los niños, una vida segura y digna, será un triunfo para toda la humanidad».
En
esta perspectiva, Juan Pablo II subraya la atención especial que se debe brindar a
las víctimas de las minas. El Santo Padre recomienda que no se debe tratar sólo de
una ayuda financiera aislada, sino que se debe impulsar a las personas a ser artífices
de su propio desarrollo, otorgando la debida rehabilitación física y psíquica a los
minusválidos y favoreciendo cada vez más su reintegración en la sociedad. Sin olvidar,
la educación a la paz y la constante sensibilización de la opinión pública internacional.
El
Mensaje del Papa reitera el compromiso de la Iglesia Católica en favor de las víctimas
de las minas anti persona y de sus familiares en colaboración con las Organizaciones
no gubernamentales y de la asociación internacional Campaña para prohibir las minas
, que tanto se esmeran en la aplicación de la Convención de Ottawa.
Juan Pablo
II finaliza renovando su llamamiento para que la citada «Convención contra las minas
anti persona abarque a todos los países del mundo e invitando a las naciones que todavía
dudan en adherirse a que se reúnan en el campo de la paz, neutralizando y eliminando
definitivamente estos artefactos de muerte».