En la sociedad de la información que caracteriza al mundo de hoy, la ONU ha querido
recordar a todos la importancia que el buen uso de la televisión tiene. Por este motivo,
cada 21 de noviembre se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Televisión.
El
17 de diciembre de 1996, la Asamblea General proclamó Día Mundial de la Televisión
el 21 de noviembre, en conmemoración de la fecha en que se celebró en 1996 el primer
Foro Mundial de Televisión en las Naciones Unidas, invitando a los Estados Miembros
a observar el Día alentando intercambios mundiales de programas de televisión referentes
a cuestiones de paz, de seguridad, de desarrollo económico y social y de profundización
de los intercambios culturales.
Una de las misiones más importantes de la televisión
es la dedicada a la cultura, y a la pedagogía coexiste con los objetivos complementarios
de informar y entretener a los televidentes. A través del más de medio siglo de historia
del medio televisivo, diferentes programas, cadenas públicas y, más recientemente,
canales temáticos especializados han procurado dotar a la oferta televisiva de contenidos
culturales al alcance de un amplio público.
Hacia finales de los años 60 comenzó
en Europa Occidental lo que muchos estudiosos han bautizado como “la etapa de oro
de la televisión pública”. Fue una época en la cual la lógica de democratización social
y la función pedagógica alumbraron parte de la concepción de programas de carácter
cultural con el ánimo de llegar a los sectores intelectuales más activos.
Efectivamente,
entre mediados de la década de los 60 y principios de los años 80, tuvo lugar la implantación
a nivel nacional de la primera generación de canales culturales.
En las últimas
dos décadas del pasado siglo se dio un fenómeno de doble dirección. Por un lado, la
competencia cada vez más encarnada entre las televisiones generalistas, salvo contadas
excepciones, relegó a los programas culturales a espacios cada vez más marginales
en la parrilla de programación. Por otro lado, surgieron en distintos países canales
temáticos dedicados a diversos aspectos de las culturas. Estas señales con vocación
internacionalista que llegan a todos los rincones del planeta a través de las plataformas
digitales de televisión.
El abanico de contenidos de la programación cultural
es amplio. Con una clara vocación pedagógica se han “adaptado” a la televisión grandes
obras de la literatura universal (dramáticas, biográficas o históricas) a la pequeña
pantalla. La televisión británica se ha destacado en este campo, como se recordará,
por el todavía célebre caso de Yo Claudio. En el caso español aún todavía se recuerda
la exitosa serie de dibujos animados realizada a partir de la célebre novela de Miguel
de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha, que fueron emitidos por primera vez
en TVE durante la temporada 1979-1980.
Otra veta de la televisión cultural
son los documentales dedicados a la flora y la fauna. Un ejemplo que marcó un hito
en la historia de los documentales televisivos es el de las expediciones del equipo
comandado por Jacques Cousteau, quien hizo conocer a millones de telespectadores de
todo el mundo el apasionante, y hasta entonces desconocido, mundo submarino a través
de setenta filmaciones para televisión. En España, fue Félix Rodríguez de la Fuente
quien a través de sucesivos y exitosos programas (“Félix, el amigo de los animales”;
“Fauna ibérica”; “Aventura”; “Planeta Azul” y “El hombre y la tierra”) dio a conocer
la belleza del mundo animal autóctono.
Por último es de destacar la compleja
relación entre el mundo de los libros y la televisión. Pese a los bajos índices de
audiencia que suelen acompañar a los programas de divulgación y crítica de libros,
hay honrosas excepciones.
La importancia del mundo de la televisión ya la puso
de manifiesto el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, en su discurso de 2002,
donde subrayó el aporte que la televisión da al mundo, al reunir, producir y distribuir
– como hemos señalado antes – contenidos diversos de alta calidad que reflejan culturas
nacionales y regionales. Además Annan señala que la televisión “puede ser una plataforma
para las voces de todos los sectores de la sociedad, no solamente para los más poderosos”,
sino para todos en general, porque a través de sus contenidos es capaz de unificar
cultural y darlas a conocer, evitando la “difusión del odio, de los estereotipos o
las imágenes deshumanizadas”.
La celebración anual del Día de la Televisión
busca centrar la atención en el rol de la televisión en promover la paz y el desarrollo,
desarrollando una visión común en una sociedad de la información que contribuya al
progreso y al bienestar de los pueblos del mundo.