La destrucción de la familia causa una profunda herida a la sociedad y provoca daños
irreparables
En su discurso a la plenaria del Consejo Pontificio para la Familia, Juan Pablo II
destacó la ‘actualidad y urgencia’ de la misión de la Iglesia en la tutela de «la
familia, fundada en el matrimonio. Institución natural insustituible, santuario de
la vida, único pilar del futuro de la humanidad. El que trastoca sus cometidos causa
a menudo daños irreparables».
EL Papa se refirió, en especial, al V encuentro
mundial de las familias - que se celebrará en la archidiócesis española de Valencia
- enviando un saludo cordial «a la amada tierra de España, que tendrá el honor de
hospedar ese evento».
«El que destruye la familia, tejido fundamental de la
convivencia humana, no respetando su identidad y trastornando sus cometidos, causa
una profunda herida a la sociedad y provoca daños a menudo irreparables». Es la advertencia
que reiteraba el sábado Juan Pablo II en su discurso a los participantes en la asamblea
plenaria del Consejo Pontificio para la Familia.
Expresando su satisfacción
por la intensa labor de este dicasterio en la difusión del «evangelio de la familia»,
el Papa hizo hincapié en que ésta «ahonda sus raíces en el Corazón de Dios, creador»
y que la «familia, fundada en el matrimonio es una institución natural insustituible
y elemento fundamental del bien común de toda sociedad». Una vez más, Juan Pablo II
reiteró la importancia de reflexionar sobre los varios aspectos que conciernen a la
familia, tanto a nivel nacional como internacional, poniendo de relieve que «la Iglesia
no puede alejarse de la norma enunciada por el Apóstol Pedro: ‘Hay que obedecer a
Dios antes que a los hombres’ (Hch 5,29)».
En este contexto, el Santo Padre
citó su Exhortación Apostólica Familiaris consortio: «hay que reconocer el puesto
singular que, en este campo, corresponde a los esposos – marido y mujer - y a las
familias cristianas, en virtud de la gracia recibida en el sacramento. Su misión debe
ponerse al servicio de la edificación de la Iglesia y de la construcción del Reino
de Dios en la historia» (n 71). Misión – señaló Juan Pablo II – «que no ha perdido
su actualidad, sino que ha asumido características de excepcional urgencia»
Tras
constatar con gran alegría «la creciente presencia en todo el mundo de movimientos
en favor de la familia y de la vida», el Pontífice puso de relieve, precisamente,
la importancia de la «iglesia doméstica», como «santuario de la vida y verdadero pilar
portante para el futuro de la humanidad».
Poniendo de relieve la importancia
de «la ayuda discreta, delicada y generosa que pueden ofrecer los matrimonios mayores
a los más jóvenes», Juan Pablo II se refirió luego, en especial, al V encuentro mundial
de las familias, que tendrá lugar en la archidiócesis española de Valencia: “Mi pensamiento
se dirige al V Encuentro Mundial de las Familias, que se celebrará en el 2006 en Valencia
(España). Sé que vuestro Consejo Pontificio está preparando, conjuntamente con la
Archidiócesis de Valencia, este evento. Saludo al arzobispo Mons. Agustín García Gasco,
aquí presente, y envío un caluroso saludo a la amada tierra de España, que tendrá
el honor de hospedar ese evento”.
El arzobispo de Valencia, tras el encuentro
con el Pontífice manifestaba a nuestra emisora, el gozo por la confirmación de Valencia
como sede del V Encuentro Mundial de las familias:
Mons. García Gasco,
asimismo nos recordó las secuencias que se pudieron apreciar ayer, en el Aula del
Sínodo ante la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Familia, al presentar
los preparativos de este encuentro mundial: